Aquí empieza otro capítulo de una emocionante historia que comenzó hace 40 semanas…

Esa mañana había estado hablando con Isona, mi niña en la barriga, le expliqué que ya podía salir , que ya estaba hecha, que estaba sana y nosotros preparadísimos para comérnosla a besitos en cuanto naciera, le expliqué que nos moríamos de ganas de verle la carita y que la íbamos a amar con locura toda su vida… visto desde fuera
debía parecer un poco excéntrica la escena, yo sola en la cama, con las manos en la barrigota y susurrándole a mi niña todos estos pensamientos, me sentía extraña, superando ese punto de ridículo que no tenía sentido pues estaba sola, pero tenia la certeza de que ella me escuchaba… y me entendía.

Viernes 30 de abril del 2010

Después de una sana siesta fuimos al bosque de al lado de casa a buscar espárragos y pasear a la perra, ya por la mañana me pegué una buena caminata hasta el ambulatorio para buscar el parte de baja, tenia ganas de parir y sabía que caminar era bueno para madurar el tema…

Esa semana dos parejas del curso de preparación al parto habían dado a luz, una el martes y otra el miércoles, las dos en la misma maternidad, así que decidimos después del paseo ir a verlos los tres, Oriol, yo y mi barrigota de 40 semanas, a ver si me motivaba y me ponía de parto.

Ya en la Maternidad me empecé a encontrar “rara”, un dolorcillo en la parte baja de la barriga, nos fuimos a las 9 de la tarde de allí, no sin antes que una de las puérperas me acercara a su precioso bebé y me dijera que eso llamaría a mi Isona al nuevo mundo…

Parece que algo se movió, ya en la calle tuve que parar porque el dolorcillo era mas fuerte y diferente… me miré a los ojos con Oriol, le adiviné ya una mezcla de canguelis parental pre parto y emoción, y me preguntó…- tu crees que…? le respondí que podía ser y nos abrazamos fuerte.

Mira lo paradójico del tema, tiene mucha gracia, normalmente a una le empiezan las contracciones en casa y se va corriendo a parir al hospital, a nosotros nos empezaron en el hospital y corrimos a parir a casa!

De camino llamé a mi cuñada y a mi hermano, Anna y Mario, ellos me acompañarían en la aventura, su experiencia con sus tres hijos nacidos en casa me garantizaba una ayuda y respeto esenciales para lo que acontecía. Además de las experimentadas comadronas de Titania , Tere y Pepi Les dije que parecía que algo se movía en serio, que los llamaría en un rato cuando controlara las contracciones. Un par de horas después los llamé a todos, comadronas y acompañantes porque las contracciones eran cada 3 minutos y duraban 1 minuto, señal de que la cosa iba en serio! En esos momentos de preciosa intimidad con mi marido hasta que llegaron todos estuvimos grabando el momento, bromeando sobre el tema, riendo nerviosos y emocionados,parecía increíble que Isona se estaba acercando… nos sentíamos felices, nos besábamos mucho y con mucha ternura, que si, que era verdad, que ya llegaba nuestra niña… que deliciosa impaciencia…

A medianoche llegaron todos y los recibí como pude entre contracción y contracción,aun con fuerzas de hacer algunas bromas, después de unas horas teniendo las contracciones, el concepto tiempo ya se estiraba y contraía a su antojo para mi. Mi hermano era el encargado de las fotos y el vídeo pero apenas recuerdo verlo con la cámara, fue extraño ver después la grabación y las fotos como en una película en la que no recordaba haber actuado pero allí estaba… me sorprendía no tener miedo, durante todo el embarazo la gente me preguntaba si no temía el dolor, a muchos les parecía increíble que no quisiera anestesias ni atención hospitalaria, a mi me parecía increíble descubrir cuanta gente se plantea el parto como una enfermedad en lugar del regalo que es. No, no tenía miedo, solo emoción y confianza en mi cuerpo,más de la que creía que podía tener una vez llegado el momento.

Entre las 2h y las 3h de la mañana el parto se ralentizó, yo tenia mucho sueño, las primeras contracciones fueron muy intensas y seguidas y me cansé un poco, empezaron a ser cada 10 minutos y me daba tiempo a dormir entre una y otra, incluso tenia sueños! Y las comadronas decidieron que harían turnos para descansar hasta que se
activase de nuevo el tema, aunque no pasé ni una sola contracción sin que al menos dos manos no estuvieran acariciándome, cuando no eran las manos de Tere eran las de Anna, yo no las distinguía, las dos me daban el mismo cariño, o mi marido besándome y acariciándome el pelo, y en todas la voz de Pepi me guiaba en la respiración para que no luchara contra la contracción, sino que la acompañaba de una forma más animal, sin dejar que mi mente se ofuscara en el dolor. Y funcionaba, en pocos momentos pensé en el “ no puedo!”. Me sentía fuerte.

Las horas siguientes las recuerdo como en un sueño… olas que vienen y marchan, el sueño mezclado con la realidad, todo algo confuso pero pasó muy rápido. Sobre las 5’30h empezaron a ser más seguidas e intensas, mi cuerpo retomaba el trabajo.

– Estas si que duelen! – pensaba yo en cada contracción. Esas eran las de verdad, hasta esa hora había dilatado solo 4 cm., los otros 6 los dilaté en 2 horas, ese era el parto de verdad, yo sentía que con cada contracción mi niña se acercaba y eso hacía que fuera menos doloroso, visualicé su paso por el canal de parto, me
concentré en sentir el dolor como la apertura de mi alma a un nuevo amor que se acercaba, intenté sentir el misticismo del momento y cuando ya casi conseguí “controlar” toda la situación (eso creía yo invadida por las drogas que de manera natural generaba mi cerebro), una contracción diferente a las demás, mi cuerpo me pedía empujar! Pero dolía muchísimo!! Y cuando creía que no podría soportar esa contracción tan extraña en la que parecía que algo iba a explotar sonó efectivamente una explosión fuertísima! – plaff!!! Ya no me acordaba pero aun no había roto aguas!! Fue como estallar contra el suelo un gran globo lleno de agua y enseguida noté el líquido caliente mojándome las piernas y los calcetines.

Tengo que decir que estaba a cuatro patas, apoyada en la pelota de dilatación,decidió mi cuerpo (que no yo) que eso era lo que necesitaba, la silla de partos que me prestaron para la ocasión quedó en un rincón únicamente como observadora. A partir de ese momento todo fue diferente, ya no sentía ese dolor en las contracciones, solo unas tremendas ganas de empujar, era algo que escapaba a mi control, algo que no me dejaba pensar, solo pude acompañar esa fuerza y gritar, pero no gritaba de dolor, eran gritos de fuerza, gritos animales. Yo sentía como mi niña bajaba, no voy a olvidarlo nunca, solo me sacó de mi semiconciencia la voz de Pepi que me dijo- toca que ya se le ve el pelito!! Y llevé mi mano hacía mi vagina para tocar por primera vez la cabecita de Isona, desperté un poquito para poder sentir como nacía, coronó mi niña y salió su cabecita sin provocarme un solo desgarro,sentí claramente el famoso aro de fuego, un solo empujón mas y salió su cuerpecito, que recibió Anna, mi cuñada y amiga, con evidente emoción, una vuelta de cordón al cuello que Pepi sacó con la tranquila naturalidad de haberlo hecho
cientos de veces.

(Sabado 1 de Mayo 2010 , hora del nacimiento 08:10h).

En apenas unos segundos me la pasaron por debajo de las piernas, al instante sentí un inmenso amor hacia esa delicada personita que tenia entre mi brazos, y rompí a llorar con Oriol, mi marido, así estuvimos un buen rato en que los asistentes a lo acontecido se retiraron respetuosos a la cocina para dejarnos disfrutar de ese
encuentro irrepetible. Nos comimos a besos los tres.

Isona encontró enseguida su fuente de alimento fisico y emocional, “la teta”! No me deja de sorprender como saben desde el momento en que nacen a donde ir a buscar. El momento en que empezó a mamar fue, como no, maravilloso, como si fuera la firma que me acredita como madre.

Al rato, cuando las emociones se fueron calmando alguien me dijo: -venga! Que quieres desayunar! Que tienes que recuperar fuerzas!, – aunque yo me sentía muy fuerte la idea del desayuno me despertó un hambre voraz, me prepararon un zumo de naranja y unas tostadas con mantequilla y mermelada de naranja y jengibre, me supo a gloria con mi niña enganchada al pecho, desayunamos todos juntos entre euforias y bromas. A mi me invadía un enorme sentimiento de gratitud hacia todas esas personas que me habían ayudado a cumplir mi sueño, un parto natural, respetadísimo y perfecto.

Mil gracias a todos.

Aquí empieza nuestra nueva aventura… ahora somos tres para escribirla.

Ori, Isona y Noe.