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Mi experiencia con la lactancia materna y la vida laboral cumple el dicho de que “cada hijo es un mundo”.

Candela

Candela, la primera, fue prematura, por lo que estuvo casi un mes ingresada en la UCI Neonatal. Esta situación hizo que la alimentáramos con leche materna, pero inicialmente a través de biberones, y luego pasamos a la pezonera hasta que finalmente hizo una lactancia directamente del pezón y completamente exitosa. Todo ello hizo que a Candela le diese igual si le daba mi leche directamente del pecho o con biberón. Además, el hecho de tener que sacarme leche durante todo el inicio de la lactancia me llevó a tener el congelador repletito de bolsas de leche materna.

P1000413A los 5 meses y medio me incorporé a trabajar en jornada completa, y supongo que por todos los factores que os he explicado, la alimentación de la peque no me supuso un gran problema. Yo estaba tranquila porque tenía leche almacenada, sabía que se la bebía sin ningún problema, y estaba acostumbrada a ir con el kit completo de sacaleches-nevera a todas partes. El show completo de sacarme leche durante la jornada laboral duró como mucho un mes, y aunque merecía la pena por todos los beneficios que se conocen sobre la lactancia materna exclusiva y más aún en una prematura, ello no quitaba que estuviese deseando dejar de tener que buscar cada día un hueco en mi horario laboral para poder escaparme (lo que llevaba de añadido ciertas miradas y comentarios no demasiado agraciados de quienes lo presenciaban).

Total, que después de un mes de sacrificio, ya estábamos entradas en el mes 6 e iniciamos progresivamente alimentación complementaria, y en el mes 7 conseguimos que todas las tomas en las que yo estaba en el hospital fuesen substituidas por otros alimentos como eran las verduras, frutas, cereales, yogures… La lactancia materna se limitaba entonces a las cenas y chupitos que Candela demandaba cuando estaba conmigo. Vamos, mayoritariamente en mis escasas horas de sueño. A los 10 meses, dejó espontáneamente de pedirme e incluso si le ofrecía el pecho se enfadaba. Así que el destete fue fácil para las dos.

Olivia

Olivia nació en Noviembre del 2013, y fue por suerte un embarazo y parto normal. Por lo que la lactancia empezó desde el primer minuto de vida, esta vez sin pezoneras, chupetes ni biberones. La lactancia exclusiva duró sólo hasta mi incorporación a la vida laboral, que fue a los 5 meses (después de consumir horas de lactancia y algunas vacaciones). Con Olivia la incorporación me daba más miedo. No sólo a mi, sino también a su abuela, que la tenía que cuidar, le daba pavor. Y es que la niña no consentía meterse ninguna tetina en la boca, y todos creíamos que lloraría todo el día y no querría comer nada hasta que viese aparecer a su madre por la puerta. Además el almacén de leche no era tan considerable como con Candela, ¡con dos en casa el tiempo no es el mismo! Así que empezamos a introducirle alimentación complementaria dos semanas antes de mi incorporación.  Conseguimos que todas las tomas en las que yo estaba fuera se sustituyeran por fruta, cereales y verduras. Cuando empecé todo fue más fácil de lo que creíamos, y Olivia se comía perfectamente las papillas, ¡aunque el biberón ni verlo!

image4Por mi parte, en el hospital me estuve sacando leche y guardándola sólo para aliviarme de la subida y así poder mantener la producción. El show completo del sacaleches duró menos que con Candela,  no tenía tanta necesidad, ni tiempo, y porqué no decirlo, ¡ni ganas!. Así que Olivia siguió consumiendo leche materna sólo cuando estábamos juntas. Estuvo 2 meses más haciendo una toma por la tarde, la de la noche antes de ir a dormir, la de medianoche y la de primera hora de la mañana. Los fines de semana la demanda aumentaba y los días que estaba de guardia 24horas no tomaba nada. Mi pecho y Olivia se fueron adaptando y sólo producía lo que ella demandaba. Nunca tuve por ello ninguna complicación como por ejemplo una mastitis, aunque alguna subida molesta sí que sufrí. Supongo que como todo ha sido más natural, no me he preocupado en exceso por mis horas de ausencia y la lactancia se inició desde el momento de nacer, la experiencia con Olivia está siendo más duradera. Ella tiene ya 22 meses y aún sigue relajándose mientras mama, cruza su mirada con la mía y me toca el pelo. ¡Uno de los momentazos del día!.

Contando mi experiencia me gustaría dejar claros varios puntos:

  1. Cada hijo es diferente y cada lactancia también.

  2. La incorporación laboral no tiene que ser un motivo para el destete.

  3. El destete llega sólo, no hace falta forzarlo si madre e hijo están cómodos.

  4. Amamantar y trabajar no significa ir hasta los 2 años con el sacaleches a cuestas.

  5. La lactancia prolongada es un regalo para la madre y para el niño.