2016-11-13-photo-00006527Para escribir el post de esta semana hemos hablado con Mireia Manjón, sexóloga y terapéutica de pareja y amiga de la Dra. Sandra Gómez. En twitter la podéis encontrar como @MireiaManjón y en www.sexacademybarcelona.com

Tras el parto algunas pacientes se quejan de que sus relaciones sexuales ya no son como antes, ya que notan la vagina más amplia. Y hoy le hemos preguntado a Mireia si realmente el tamaño de la vagina es importante. Nos cuenta:

He aquí, la gran obsesión de hombres y (muchas, demasiadas) mujeres: ¡el pene y su tamaño! Ni que fuera proporcional al placer que puede provocar o a la habilidad del propietario al usarlo… Pondría la mano en el fuego, y seguro no me quemaría ni un poquito, a que todos sóis conocedores de lo que mide de media el pene en España. ¿Cuánt@s sabríais decir la medida media de la vagina?

Me lo temía.

¿Es que todas las mujeres tenemos de serie la misma vagina? ¡No! ¿Es que no es importante para el placer sexual? Pues… ¡claro que sí! Y lo es tanto para ellos como para ellas, así que vamos a otorgarle el valor que merece.

Siendo como es una gran desconocida (si lo comparamos con la popularidad que tiene el pene), vamos a ver algunas características que la hacen única, especial:

– Ya que anteriormente mencionaba el tamaño medio, apuntaré el dato: una vagina estándar mide entre 8 y 11cm, siendo más corta por delante que por detrás.

– Es una cavidad virtual. Esto quiere decir que no siempre está abierta, y si no hay excitación, sus paredes están juntas, y es precisamente la elasticidad de las paredes las que harán que se dilate, aumentando un 25% su longitud y pudiendo adaptarse a casi cualquier pene, indistintamente de su forma y tamaño.

No es un agujero negro. Tiene tope (esto es el cuello del útero) y a no ser que estemos de parto, permanece cerradísimo. Así pues, si se introduce algo en ella, no migrará a ninguna otra parte de la anatomía.

Es pirolítica. ¡Que se limpia solita, vamos! ¿Con esto qué quiero decir? Pues que la vagina tiene su propio pH y su propia flora vaginal, que la cuidan de infecciones. No hace falta limpiarla por dentro, vaya, pues solo provocaríamos un desajuste y seríamos más propensas a la aparición de cándidas, por ejemplo.

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Ahora bien, del mismo modo que tenemos asumido que hay formas fálicas distintas, no está tan asumido el hecho de que cada vagina, como cada mujer, es única. Hay dos aspectos generales para hablar del tamaño de la vagina y, partiendo de aquí, podemos encontrar variaciones infinitas:

  • Vagina estrecha o ancha. Lo marca la elasticidad de sus paredes y la tonificación de los músculos. Así, podremos encontrar vaginas más o menos prietas. ¿De qué depende? Hay momentos en la vida de una mujer en el que la vagina podrá cambiar de forma en este sentido. Por ejemplo, después de un parto tardará unos meses en volver al tamaño inicial. Y, durante la menopausia, la elasticidad de las paredes disminuirá. Estos son los ejemplos clásicos que hacen que notemos unos cambios más bruscos, aunque podrían enumerarse más.

Si hablamos de placer, tanto para hombres como para mujeres, este punto es importante. Cuanto más prieta esté la vagina, más intensas serán las sensaciones y mayor el placer que sentiremos y sentirán. Como todo en la vida, hay aspectos que se pueden controlar y otros que no. Y aquí sí que podemos actuar: fortaleciendo nuestro suelo pélvico, por ejemplo mediante Ejercicios de Kegel, conseguiremos controlar nuestros músculos de forma voluntaria, contrayéndolos y ejerciendo más presión durante la penetración. Y así se consiguen unos orgasmos más intensos y más placer.

  • Vagina larga o corta. La vagina se mediría desde la entrada hasta detrás del cuello del útero. Y sí, pueden haber mujeres que anatómicamente tengan la vagina más corta o más larga, pero al no ser que se trate de un caso extremo, esto no hará variar el placer. La Dra. Sandra Gómez nos cuenta que podemos encontrar vaginas más cortas tras algunas cirugías ginecológicas, por ejemplo.

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En ocasiones, si el pene toca el cuello del útero, se puede notar cierto malestar. Es cierto que a algunas mujeres les gusta esta estimulación, pero a muchas les resulta doloroso. Entonces, ¿qué ocurre cuando una vagina muy corta y un pene muy largo se encuentran? Hay que conocer bien el cuerpo para saber que determinadas posturas en las que el pene entra directa y profundamente, como ‘la amazona’ (la mujer sobre el hombre, cabalgando), serán más incómodas que otras. O aprender algunos trucos, como poner una camiseta o la mano en el pene para hacer de tope y que no se exceda en la profundidad de la penetración.

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Así pues, como conclusión ante lo que nos explica Mireia y lo que conocemos como ginecólogas, el tamaño de la vagina no importa demasiado. La clave, como casi siempre, está en saber cómo utilizarla, y conocer la propia anatomía y la de la pareja y buscar el placer de ambos.

 

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