Existe la falsa creencia de que dar el pecho duele. “¿Cómo no va a doler? Yo te di el pecho tres meses y me dolió siempre”, dicen muchas madres a sus hijas. Y ellas, en lugar de pedir ayuda y lejos de considerar la lactancia como algo placentero, soportan el dolor hasta que un día no pueden más y tiran la toalla por el camino, abandonando la lactancia y a menudo sintiéndose frustradas.

Y es que el dolor al dar el pecho es un síntoma muy frecuente, pero no por ello debemos considerarlo normal. Sí que con las primeras tomas podemos notar una leve molestia, como si pasase la corriente, y al inicio de la toma puede molestar el pezón unos segundos los primeros días, pero dar el pecho no debe doler. Sin duda el dolor es un síntoma que nos está indicando que algo no está funcionando del todo bien en esa lactancia, y es importante analizar qué está ocurriendo.

Por suerte (y a pesar de que queda camino por recorrer), los profesionales de la salud están cada día más formados en lactancia materna, conocen los indudables beneficios de ésta y tienen herramientas para ayudar a estas mujeres que tienen dolor al amamantar.

¿Por qué puede ser doloroso dar el pecho?

La gran mayoría de veces el quid de la cuestión está en el agarre del pezónY aquí pueden fallar varias cosas, produciendo dolor:

– La postura en la que colocamos al bebé respecto a nuestro cuerpo y respecto al pecho.

– Posición incorrecta de la boca del bebé. Si el bebé sólo agarra el pezón, y no el pezón y gran parte de la areola, además de no succionar de forma eficaz producirá dolor.

– Frenillo sublingual corto. Es una causa muy frecuente de dolor, pero no siempre se diagnostica, y existen diferentes grados. La lengua queda más enganchada al suelo de la boca, dificultando la succión. Podremos ver que el bebé, al llorar, no saca la lengua del todo, o ésta puede tener forma de corazón. La mayoría de frenillos cortos se pueden cortar de forma muy sencilla en la consulta del pediatra, mejorando el dolor de forma casi instantánea.

– Grietas en el pezón, que en la mayoría de ocasiones se producen por una posición incorrecta o un frenillo corto.

En un gran número de casos, simplemente corrigiendo la posición o cortando un frenillo corto el dolor se solucionará. Y sólo habrán sido necesarios unos minutos. A continuación exponemos otras causas de dolor al amamantar no tan frecuentes y que requerirán atención médica:

– Infecciones del propio pezón o de la glándula mamaria. A menudo su origen es una posición incorrecta que esté produciendo grietas o traumatismos continuos en el pezón. Es importante acudir al médico para diagnosticar y tratar estas infecciones de forma correcta. Las bacterias son el germen causante más común, siendo las candidiasis del pezón más inhabituales (aunque se diagnostican falsamente más candidiasis de las que realmente hay).

– Fenómeno de Raynaud. Se trata de una falta momentánea de riego sanguíneo en el pezón, con el consecuente dolor. Veremos el pezón blanco después de la toma, acompañado de dolor, para progresivamente volverse morado hasta recuperar su color rosado habitual. El frío, el estrés y la cafeína lo empeoran. Aplicar calor seco después de la toma para evitar el cambio brusco de temperatura puede ser útil para evitar o disminuir el dolor, así como evitar dar el pecho en lugares fríos. En ocasiones puede ser debido a una mala succión, debiendo descartarse problemas posturales y frenillos cortos, pero también puede aparecer sin causa aparente, existiendo dolor a pesar de una posición perfecta.

No es exclusivo del pezón, habiendo personas que también lo sufren en las manos.

– Otras causas de pezón blanco. Podemos ver pezones blancos acompañados de dolor tras la toma, aplanados o deformados, sin tratarse de un fenómeno de Raynaud y que por tanto no se vuelven violáceos, y que suelen deberse a un mal agarre por parte del bebé. Es importante revisar bien la postura y descartar un frenillo corto. En muchos de estos casos se hacen diagnósticos erróneos de candidiasis.

– Perlas de leche. Veremos una pequeña bolita en el pezón, parecida a una perla. Se deben a obstrucciones de pequeños conductos, y su causa pueden ser traumatismos (suelen ser más pequeñas y superficiales) o infecciones. Es importante, por tanto, consultar con un profesional.

Tblog-mater-training-leche-maternaodas las causas de dolor al amamantar que hemos comentado tienen solución. Y como hemos ido explicando, en la mayoría de ocasiones se resolverán fácilmente con correcciones de la postura o cortando un frenillo corto. Además no debemos olvidar que el dolor no es más que un síntoma de que algo no va bien. Y cuando algo no va bien en una lactancia, a menudo encontraremos también tomas de larga duración, inefectivas, con poco o nulo aumento del peso del bebé, con la consecuente irritabilidad o bien excesiva somnolencia, introducción de suplementos, ansiedad materna y frustración, y con todo ello altas probabilidades de abandono de la lactancia materna. Por lo tanto, es sumamente importante buscar ayuda ante una lactancia dolorosa, ya sea de la comadrona, del ginecólogo, de la enfermera pediátrica o de una asesora de lactancia.