Durante el embarazo muchas veces nos planteamos cuál es el mejor momento para coger la baja laboral. Cuando finalmente llega ese momento empezamos una etapa alejadas de nuestra actividad laboral y/o profesional, que podrá durar más o menos en función de los permisos que tengamos y de nuestras necesidades.

Durante este tiempo probablemente estaremos dedicadas al 100% al bebé que acaba de nacer. En muchas ocasiones cuidar, alimentar y estar con nuestro hijo/a nos ocupará todo este tiempo, manteniéndonos ajenas a esa vida profesional y laboral que teníamos antes.

 

Es cierto que habrá mujeres que no recuperarán su actividad laboral tras el nacimiento de sus hijos, pero muchas sí que vuelven a trabajar al finalizar permisos, bajas de maternidad y compactación de la lactancia. La vuelta se deberá a causas económicas, pero también a la motivación por la profesión.

 

Por lo general, en España la vuelta se produce a partir de las 16 semanas de permiso por maternidad (aunque en algunos casos puede ser antes). Y en ese momento nuestro pequeño bebé tiene alrededor de cuatro meses. En ocasiones, sumando vacaciones y permiso de lactancia compactado, se pueden llegar a conseguir cinco o seis meses.

 

Cómo afrontar este retorno al trabajo puede ser motivo de dudas y de preocupación. ¿Quién se encargará de nuestros hijos? ¿Cuánto rato? Es momento de decidir quién se va a encargar de cuidarlo. Las opciones las conocemos: abuelos u otros familiares, guardería, una cuidadora que se quede en casa… No hay una opción mejor que otra, cada familia es un mundo y lo más importante es poder confiar en quien hayamos elegido.

Además, la reincorporación a la actividad laboral puede llegar a ser una auténtica contradicción. Por un lado una parte de nosotras quiere volver a trabajar, estar con otros “adultos”, volver a sentirse útil, continuar nuestra carrera profesional, formación, etcétera.  Pero por otro lado el sentimiento de abandono puede ser muy intenso y por tanto doloroso. ¿Comerá? ¿Dormirá? ¿Me echará de menos? ¿Se olvidará de mi? Desde luego nadie es capaz de suplir a una madre, pero durante el tiempo que estamos fuera las personas encargadas de su cuidado atenderán todas las necesidades de nuestros hijos, y el impacto que supone nuestra ausencia para ellos a los cuatro, seis u ocho meses es más suave de lo que nos imaginamos.

IMG_2657Un bebé de pocos meses no tiene conciencia del paso del tiempo, y por tanto no sabrá cuánto rato lleva su madre fuera. Sí que la echará de menos en momentos puntuales pero sin llegar a pasarlo mal. Esto no quita que sus conductas no cambien. Existen casos en los que los bebés duermen durante todo el día y al llegar la tarde o la noche, con la vuelta de sus padres, se activan y “compensan” el tiempo sin ellos. En otros casos no se evidencia tanto este cambio de actitud. Además con el paso de tiempo y a medida que los niños crecen sus necesidades cambian y su autonomía aumenta, por lo que pasan más tiempo jugando y entretenidos con diferentes actividades y ese paso del tiempo todavía es más relativo.

Poco a poco, la vuelta al trabajo se va normalizando, y como todo, a medida que pasa el tiempo, nos acostumbramos. Y el hábito se convierte en rutina y así pasa el tiempo.

Por delante tenemos años intensos, de correr de aquí para allá, de noches en vela, de madrugones… La sensación de que nos faltan horas al día, que necesitaríamos días de 48 horas y no sólo 24, es muy habitual. Trabajando y con un bebé iremos cansadas, y más si se nos despierta por la noche (algo más que frecuente). Es una etapa dura, pero no imposible, y se puede compaginar. Sin embargo todo este esfuerzo está recompensado. El abrazo al volver a casa, esos besos y ese grito de “mamiiiiii” al volver después de estar todo el día trabajando…no tienen precio.

¿Podríamos quedarnos en casa con ellos y abandonar nuestra vida laboral, ahorrando dinero en guarderías y cuidadores? Es una decisión muy personal. Ya no solo es la necesidad económica, sino también la motivación por la propia profesión lo que nos lleva a volver. El consejo que os damos desde Mater Training es que hagáis lo que os pida el cuerpo y lo que necesitéis tanto a nivel económico como a nivel personal/profesional. Es cierto que nuestros hijos nos necesitan y el primer año de vida es muy importante para su desarrollo y para la creación de vínculos, pero el  hecho de que los cuide otra persona no se traduce en que se olviden de sus madres o que desarrollen trastornos de ningún tipo. Lo más importante es que el tiempo que estemos con ellos sea de calidad, intentando reducir las prisas, el estrés o el mal humor. Puede sonar complicado, ¿verdad?

Lo que sí que podemos hacer es intentar retrasar lo máximo posible la vuelta al trabajo, por ejemplo juntando el permiso de maternidad con el periodo vacacional y la compactación del permiso de lactancia. También tenemos la opción de algunos meses de excedencia, pero esto ya puede ser económicamente más complicado y no es viable en todos los trabajos. En caso de no poder retrasar la vuelta, se puede intentar compaginar el cuidado del bebé con el horario laboral. Hay madres o padres que optan por la reducción de jornada por ejemplo.

Los primeros años de vida de nuestros hijos nunca volverán y son muy importantes. Todos los esfuerzos que hagamos por estar con ellos serán recompensados, y el tiempo que pasemos con ellos será bueno para nuestros hijos pero también para nosotros.

Cada familia, cada profesión y cada lugar de trabajo son diferentes. Así pues, hagáis lo que hagáis seguro que está bien. Si sois de las que os reincorporáis al trabajo, una vez llevéis dos días en él veréis que es menos dramático de lo que habíais imaginado. ¡Seguro que vuestro bebé está bien!

El tema del que no hemos hablado en este post es la compaginación de la lactancia materna y la vuelta al trabajo. Se merece un post entero, y próximamente hablaremos sobre ello, pero tenéis toda la información disponible sobre extracción y conservación de leche materna en nuestro video-curso online “Disfrutando de la lactancia materna”

¡Os encantará!