Uno de los temas que más nos preguntan en la consulta es qué alimentos se deben evitar estando embarazada. Se habla mucho sobre la toxoplasmosis y su transmisión a través de carnes crudas, embutidos o verduras y frutas que no estén bien limpias. Pero hoy en día, además, se desaconseja que las embarazadas consuman pescado crudo, ahumados, platos precocinados o productos lácteos no pasteurizados. Y esto se debe a que cada vez se diagnostican más casos de listeriosis en embarazadas en numerosos países. Además de haber más, los obstetras estamos más sensibilizados con este tema y lo sospechamos cuando nos encontramos delante de cuadros de fiebre en mujeres embarazadas.

DIAPO 7 PREOCUPACIONS

La listeriosis es una enfermedad producida por una bacteria llamada Listeria monocytogenes. Igual que la toxoplasmosis, puede pasar totalmente desapercibida o manifestarse en forma de síntomas gripales, fiebre y/o dolor de barriga. Es un cuadro leve para cualquier persona que no esté embarazada, pero su principal problema es que esta bacteria tiene una especie de imán frente a las células de la placenta, causando infecciones fetales graves que pueden originar secuelas (o incluso la muerte en casi la mitad de los casos).

Y otro problema es que la bacteria se adquiere a través de los alimentos, y es muy omnipresente. Los animales la pueden tener en su intestino sin manifestar ningún síntoma, y de allí pasa a su carne y a su leche. Podemos encontrar Listeria en casi todos los alimentos, y por ello su prevención es más difícil que la de la toxoplasmosis. Los productos más susceptibles son los elaborados a partir de leche no pasteurizada, los alimentos precocinados o la carne y el pescado no cocidos (incluidos el marisco y el sushi). Si yo fuese una Listeria, ¿dónde me instalaría? Quizás en un plato de canelones que nos ha sobrado de la comida de Navidad y que guardamos en la nevera tapado con un papel de film.

¿Qué destruye a la Listeria?

La Listeria es una bacteria más resistente que otras. Principalmente la destruye el calor, pero son necesarias temperaturas superiores a 50 grados, mientras que otras bacterias no requieren tanta temperatura para ser eliminadas. Por ello es necesario calentar bien los alimentos precocinados o preparados, llegando a altas temperaturas (que lleguen a humear), y cocer bien la carne y el pescado para que en su interior adquieran la temperatura necesaria. La pasteurización también elimina la Listeria.La congelación, en cambio, disminuye su agresividad, pero no la mata del todo. También es capaz de resistir a altas concentraciones de sal.

¿Cómo la prevenimos?

Siendo una bacteria presente en tantos lugares su prevención es complicada. Cualquier cosa que comemos podría tener Listeria. Pero sí sabemos cuáles son los alimentos más susceptibles de ser contaminados, y que el calentamiento a altas temperaturas es capaz de eliminarla, podemos hacer algo para evitarla y reducir las probabilidades de contagio. Hay una serie de precauciones que podemos tomar, evitando los siguientes alimentos:

  • Productos lácteos que no estén elaborados con leche pasteurizada o cuyo origen desconozcamos. Los quesos blandos como el brie o el camembert son más susceptibles.
  • Alimentos precocinados (por ejemplo salchichas de Frankfurt) o sobrantes que no hayan sido previamente calentados a altas temperaturas.
  • Carne o pescado sin una cocción completa.
  • Alimentos como patés o ahumados que no sean enlatados o esterilizados.
  • Verduras y frutas sin lavar.

Además es fundamental mantener una higiene exhaustiva. Esto se debería hacer siempre, pero estando embarazada aún más. Es importantísimo lavarse bien las manos antes y después de manipular alimentos, tener muy limpias las superficies de trabajo de la cocina, no mezclar alimentos cocinados y crudos, limpiar la nevera regularmente y evitar que pase mucho tiempo desde que abrimos un producto hasta que lo consumimos (por ejemplo el jamón de york). Haciendo todo esto el riesgo de sufrir una listeriosis durante el embarazo no será nunca cero, pero sí bastante más bajo que si no vigilamos.

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Diagnóstico

La listeriosis es una enfermedad que se diagnostica poco a pesar de ser un verdadero problema de salud pública en algunos países. Ante una embarazada con fiebre o con signos de corioamnionitis (infección de la bolsa y de la placenta) debemos pensar en ella como posible causa. La analítica de sangre nos hará sospechar una infección bacteriana, y cultivando la sangre podemos llegar a detectar la Listeria. En caso de embarazos suficientemente avanzados también la podemos diagnosticar realizando una amniocentesis y buscándola en el líquido amniótico.

Tratamiento

La listeriosis, igual que el resto de infecciones bacterianas, se trata con antibióticos. El tratamiento es largo y suele requerir ingreso hospitalario, pero la respuesta a él es bastante buena. El problema principal es que a menudo no se llega al diagnóstico de listeriosis o se hace demasiado tarde, con las consecuentes complicaciones y/o la pérdida del embarazo. Pero si ante su sospecha iniciamos el tratamiento rápidamente la evolución puede ser muy buena. Así pues, una embarazada con fiebre de más de 38 grados debe ir al hospital. Quizás son unas simples anginas, pero la debe ver un médico.

Si añadimos estas recomendaciones a las que tenemos en cuenta para la prevención de la toxoplasmosis, la lista puede parecer muy larga, pero en realidad son pocas las cosas que hay que evitar del todo. Con el alcohol, por ejemplo, lo tenemos clarísimo y renunciamos a tomarnos una cerveza o una copa de vino, y en cambio para algunas mujeres parece dramático no comer jamón, sashimi o según qué quesos. La listeriosis puede causar problemas tan serios como el alcohol. No quiero asustar a nadie, pero es necesario dar a estos temas la importancia que se merecen. El embarazo dura nueve meses, y hay muchas otras cosas que se pueden comer con seguridad. ¡Después del parto siempre podéis pedir sushi para llevar y que os lo traigan al hospital, o pedir a la familia que en lugar de flores os traiga un bocadillo de jamón ibérico!