Hoy no hablaré de virus, pero sí de algunas de sus consecuencias: las vivencias que están experimentando las mujeres embarazadas estas semanas. Gracias a dios la mayoría de ellas están sanas, y no sufren la enfermedad en sus carnes, pero el impacto emocional de todo lo que está ocurriendo a su alrededor y de los cambios en sus planes no deja de ser importante. Y también hay que tener en cuenta que muchas mujeres están viviendo procesos de duelo por la pérdida de familiares estos días, sin poderse despedir, sin poder abrazar a sus seres queridos, a veces con otros familiares también enfermos o en situaciones de aislamiento.

 

“¿Por qué justo ahora?” Seguro que más de una se lo ha preguntado. “Si lo llego a saber…”. Todo esto nos lo hemos encontrado por sorpresa todos. Unas embarazadas, otros con planes a corto plazo, bodas, viajes, encuentros con amigos, exámenes importantes, las ansiadas y merecidas vacaciones de Semana Santa… son muchas las renuncias estos días, los planes truncados. Y parece que no hay derecho a la pataleta, porque estamos “bien”. Mientras el sistema sanitario se colapsa por momentos, los sanitarios y demás profesionales de la primera línea (transportistas, empleados del sector de la alimentación, servicios de limpieza…) lo dan todo y se exponen a la enfermedad, mientras personas de todas las edades se debaten entre la vida y la muerte en los hospitales o pierden la vida, seguro que a más de una le ha pasado por la cabeza “¿quién soy yo para quejarme si solo tengo que quedarme en casa?”. Todo el mundo tiene derecho a llorar y a enfadarse… pero posteriormente no queda otra opción que aceptar la situación y vivirla de la mejor manera posible. Nadie hubiese elegido vivir un embarazo durante una pandemia como esta, pero a muchas les ha tocado poner a prueba su resiliencia.

 

El embarazo es una etapa muy intensa a nivel emocional: hormonas, cambios físicos, sentimientos encontrados… todo esto hace que las noticias que se escuchan estos días en la televisión y en la radio o que circulan por las diferentes redes sociales afecten un poco más a las embarazadas. Quizás sería buena idea racionar la información recibida, intentar desconectar un poco de los medios y evadir la mente en otras actividades como la lectura, ver series, hacer manualidades, preparar las cosas del bebé, recuperar aficiones o hacer un poco de ejercicio. Y, cuando se hable con amigos o familiares, es conveniente salir un poco de temas relacionados con el virus. En el fondo, todo lo que sea evitar el monotema.

 

Durante el embarazo surgen preguntas, muuuchas preguntas. Y muchas de éstas se resuelven en la consulta de Obstetricia. ¿Qué ocurre ahora? Que se están realizando las mínimas consultas y ecografías necesarias para que la gente no salga de casa y evitar la exposición al virus tanto de los pacientes y acompañantes como de los profesionales. Además, las clases presenciales de preparación al parto están anuladas, igual que los grupos de apoyo a la lactancia y al posparto. A más de una se le cae la casa encima estos días. Por mucho apoyo que pueda dar la pareja, y aunque se hagan videollamadas con la familia y los amigos, la embarazada puede llegar a sentirse muy sola durante estas semanas. Por suerte, gracias a la tecnología, cada día hay más recursos digitales para acompañar a las gestantes en estos días tan difíciles: preparación al parto online, ejercicios, clases de yoga, directos de Instagram, profesionales que echan un cable resolviendo dudas a través de las redes sociales… ¡Toda iniciativa es buena! Además, las visitas que no se están haciendo presencialmente se pueden llevar a cabo de forma telemática, ya sea por teléfono, correo electrónico, Skype… todo esto nos ha pillado medio desprevenidos a todos, pero cada centro está encontrando su manera de acompañar a sus pacientes. Lo ideal siempre es verse las caras, pero dada la situación actual, hay que evitar cualquier salida de casa no imprescindible.

Las visitas obstétricas pueden percibirse un tanto extrañas estos días. Vamos todos con mascarilla, tanto pacientes como profesionales, y nos vemos poco las caras, mantenemos las distancias, la gente tiene miedo y en ocasiones no hace ni preguntas para irse volando a casa de nuevo. En algunos centros no permiten acompañantes en las ecografías, y para muchos padres no vivir estas cosas juntos puede resultar triste. Estos días leo el miedo en los ojos de muchas de mis pacientes, y veo cómo se sientan en la sala de espera con cierta tensión, mirando a su alrededor sin acercarse demasiado a nadie. Hay visitas, como la ecografía de las 20 semanas, que sí que hay que hacer. Y muchas maternidades se han trasladado a lugares más seguros, lejos de plantas de aislamiento, boxes de urgencias y unidades de críticos. Todos los profesionales tomamos las máximas precauciones. Si tenéis que salir para ir al médico, porque la visita es de las imprescindible, intentad ver la luz en todo esto: ver al bebé en la pantalla tiene que ser una alegría, y pequeñas cosas como esta ponen color a los días grises. Además, podéis aprovechar para resolver dudas, interrogantes y todo aquello que quite el sueño. Tras la mascarilla y los guantes hay una persona que lo dará todo para que os sintáis de la mejor manera posible a pesar de la situación tan incierta que estamos viviendo todos.

Del confinamiento por la pandemia y todo lo que le rodea vamos a aprender mucho todos. Todo esto pasará, vendrán tiempos mejores, y podremos disfrutar de la compañía de los nuestros, del aire libre y de lo que más nos gusta. Pero mientras dure esto hemos de intentar ser pacientes, resilientes y adaptarnos a lo que nos toca vivir ahora. Y, sobre todo, intentar cubrir nuestras necesidades emocionales de la mejor manera posible. Preguntaros a vosotras mismas qué necesitáis, y buscad respuestas a ello. Hay recursos, quizás no son los mismos a los que estábamos todos acostumbrados, pero no estáis solas.