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Hoy en día el modelo de familia “tradicional” de padre, madre e hijos coexiste cada vez más con otros formatos: familias monoparentales, parejas de dos mujeres en las que una de ellas da a luz (incluso con óvulos de su pareja), parejas de dos hombres que adoptan un niño o son padres mediante maternidad subrogada, etc. Y precisamente la maternidad subrogada (conocida como “vientre de alquiler”) es algo que vamos viendo cada vez más a menudo, constituyendo una alternativa a la adopción cuando por el motivo que sea no se puede dar a luz un hijo.

Un concepto que tenemos muy claro es que la leche materna es el mejor alimento para el bebé. Y que además de alimento, el pecho proporciona al bebé cariño, consuelo y seguridad, y favorece el vínculo entre la madre y el bebé. Por este motivo, a las madres que optan por el biberón también se les aconseja tener contacto piel con piel con su bebé desde el nacimiento y alimentarles bien cerca de su pecho.

¿Qué ocurre si una madre no ha dado a luz? ¿Puede dar el pecho? Pues sí, cualquier mujer que tenga pechos puede amamantar mediante lo que llamamos LACTANCIA INDUCIDA (diferente de la relactación, de la que hablaremos en otra ocasión). Hay parejas de dos madres, o madres mediante maternidad subrogada o adoptivas, que ya han oído hablar de este tema y son ellas quienes se lo comentan a su médico, pero también las hay que ni siquiera se lo habían planteado o imaginado, y si lo hubiesen sabido lo habrían hecho. También se han conocido casos de abuelas que han amamantado a sus nietos, e incluso se publicó el caso de un transexual americano (que había nacido mujer pero se había sometido a una mastectomía) que consiguió alimentar a su bebé con su leche. Todo esto es especialmente práctico en caso de gemelos.

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Una mujer que tiene un bebé, ya sea por parto vaginal o cesárea, necesita dos ingredientes para tener leche en sus pechos: hormonas y succión. Tras la salida de la placenta disminuyen los niveles de progesterona y aumentan los de prolactina y oxitocina. La succión del bebé hará el resto. En cambio, cuando no ha habido parto, no tendremos este factor hormonal, pero esto no tiene por qué suponer un problema: hay medicación para ello.

La inducción de la lactancia no es cuestión de dos días. Es un proceso largo que requiere paciencia y ser muy constante. Es una carrera de fondo, pero con un premio muy satisfactorio. Requiere tomar anticonceptivos durante varios meses, junto con medicamentos llamados galactogogos que aumentan la producción de leche (el más utilizado es la domperidona), de los cuales se irá aumentando la dosis paulatinamente. Seis semanas antes de la llegada del bebé se iniciará la estimulación del pecho.

Es muy importante consultar con un profesional sanitario (ginecólogo o comadrona) antes de inducir una lactancia. Los medicamentos utilizados no están exentos de riesgo (se han descrito casos de arritmias por domperidona a partir de ciertas dosis) y deben tomarse con una pauta concreta y a unas determinadas dosis, y la estimulación del pecho también debe seguir un orden. Además hay que revisar si se toman otras medicaciones y si éstas son compatibles con la lactancia, por ejemplo.

Otro detalle a tener en cuenta es que si se trata de una lactancia compartida entre dos madres es importante que los primeros días el bebé tome el calostro de la madre que ha dado a luz. A partir del cuarto día, si ya existe subida de leche en la madre biológica, ya podrá compartirse el momento.

La cantidad de leche producida es muy variable a pesar de utilizar la misma pauta. Conseguir una lactancia exclusiva a menudo no es posible, pero aquí lo más importante es reforzar el vínculo con el bebé y nutrirle, aunque sea parcialmente, con un ingrediente natural y de alta calidad.

Recordemos que la inducción de la lactancia es un proceso largo y que requiere dedicación, y no todo el mundo está dispuesto a ello y no por eso es menos madre. Simplemente es una opción más que mucha gente desconoce, pero la decisión de optar por ella o no es algo realmente muy personal y nadie debe juzgarla. Y, sobre todo, recalcamos la importancia de llevarla a cabo bajo control médico.