Es frecuente encontrarnos pacientes en la consulta de ginecología a las que cuando les preguntamos si se les escapa la orina, se asombran y nos contestan un “ bueno, no sé”, o “sólo cuando toso o río”. o “la verdad es que últimamente no aguanto tanto”… La realidad es que más de un tercio de las mujeres sufren incontinencia urinaria, y esta proporción aumenta si nos fijamos en las mujeres de la época de nuestras madres y abuelas. Es un problema muy prevalente en nuestra población, pero del que hasta ahora no se ha hablado lo suficiente, y del que aún en ocasiones se habla poco y con poca naturalidad. Que se escape la orina no es algo normal, o al menos no debería serlo. No es normal tener que usar compresa diariamente para los escapes y no es normal dejar de hacer deporte por miedo a acabar empapada.
A las mismas mujeres a las que preguntamos si se les escapa la orina, a continuación les preguntamos si han hecho alguna vez los ejercicios de Kegel, o al menos si saben qué son. Nos asombramos cuando muchas de ellas lo desconocen. Y nos asombramos mucho más cuando les explicamos cómo hacerlos y muchas de ellas nos miran con asombro y sorpresa por estar hablándoles de algo tabú con tanta naturalidad.
Nuestras abuelas y madres no habían oído hablar de la rehabilitación del suelo pélvico en el posparto y ahora sufren las consecuencias. El objetivo de los profesionales que nos dedicamos a la salud de la mujer es evitar que esto suceda en las mujeres de nuestra sociedad. El objetivo debe ser que toda mujer conozca su suelo pélvico, cuáles son los factores que lo dañan, cómo ejercitarlo y cómo recuperarlo en caso de haber sido dañado. Pero, sobretodo, el objetivo principal es quitar la vergüenza a consultar con un profesional ante cualquier tipo de problema, para intentar solucionarlo.
El suelo pélvico o periné es el conjunto de músculos que cierran toda la parte baja del abdomen. Es como una hamaca que sostiene los órganos pélvicos, entre los que se incluyen la vejiga, el útero y el recto, permitiendo su correcta funcionalidad. Cuando se daña esta estructura muscular, todo lo que ésta está sosteniendo también se puede dañar, apareciendo problemas como la incontinencia urinaria o fecal, el prolapso o caída del útero o de la vejiga, o incluso dolor con las relaciones sexuales.
El embarazo y el parto son situaciones claves en la vida de una mujer en lo que hace referencia a la patología de suelo pélvico; aunque, excepcionalmente, este problema puede existir también en mujeres que no han tenido hijos. Es importante, pues, poner en marcha todos los medios necesarios para evitar que esta etapa tan importante de nuestras vidas tenga consecuencias negativas sobre el funcionamiento posterior del periné.
Así, durante el embarazo podemos proteger nuestro suelo pélvico centrándonos en dos conceptos: aumentar la capacidad contráctil del músculo, es decir, fortalecer la musculatura, y aumentar la elasticidad de los tejidos.
Para fortalecer la musculatura disponemos de herramientas que dependen de nosotras como mujeres y son los ejercicios propios de suelo pélvico y de Kegel. También existen otras maniobras que dependen más del profesional que nos ayuda en el proceso final del parto, como son la protección perineal, evitar la salida muy rápida o muy prolongada de la cabeza del bebé o evitar la presión sobre el útero (maniobra de Kristeller). Aquí es importante destacar que la impopular episiotomía, que si bien es cierto que no debe ser la práctica habitual, en situaciones muy determinadas y bajo un correcto criterio del profesional, puede evitar grandes lesiones de esta musculatura.
Y para aumentar la elasticidad de nuestro periné, disponemos de ejercicios de relajación muscular, el masaje perineal y el Epi- No.
Por tanto, debemos ser conscientes de que proteger nuestro suelo pélvico no sólo depende del profesional que nos acompaña y asiste en el parto. Una correcta preparación al parto y una buena recuperación en posparto son fundamentales.
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