Con este título queremos llamar vuestra atención sobre uno de los órganos más importantes de la anatomía femenina.
La vagina es un órgano tubular que conecta el útero, que está en el interior de la pelvis hasta el exterior, la vulva. Se compone por múltiples capas, básicamente tres: una mucosa, un plano muscular y una capa de tejido conectivo. Estas tres capas se encuentran en relación con el resto de órganos que forman el suelo pélvico.
Por otro lado, la vagina evoluciona durante toda la vida de la mujer desde que es un bebé hasta que llega a la etapa adulta. El factor determinante que hace que la vagina sea como es, es su estrecha relación con los estrógenos. Y es que la vagina es el órgano con mayor densidad de receptores de estrógenos de todo el cuerpo humano. Como depende del estado hormonal, sufre muchos cambios en las diferentes etapas de la vida de la mujer: Va cambiando durante todas las etapas. La edad infantil hasta de la primera menstruación, después de la primera menstruación, los embarazos, los pospartos y la etapa posmenopáusica.
Pues de lo que os queremos hablar es de la vagina en el posparto. Si hay órgano de la anatomía del que nos olvidamos tras dar a luz, es ella, la vagina.
En el día a día recibimos pacientes preocupadas por la lactancia, preocupadas por recuperar su peso, su figura, y cada vez más recibimos consultas de mujeres acerca de sus vaginas. No porque tengan algún problema, que también las hay, porque la cicatriz del parto se puede complicar, si no porque SU VAGINA YA NO ES LO QUE ERA. Si a esto le sumamos un estado donde la líbido está en paradero desconocido, se arrastran horas sin dormir y el cuidado de nuestros hijos nos ocupa casi 24 horas al día, podemos entender que la vida sexual de nuestras pacientes ha cambiado radicalmente desde el parto o bien desde antes, con la llegada del embarazo.
Y es precisamente que la vagina cambia después del parto, los que nos ha empujado a hablar de este tema.
La vagina no sirve únicamente para expulsar la sangre de la menstruación, para dar a luz o para acoger los tampones o anillos vaginales.
La vagina es el órgano prínceps en la sexualidad. Asociada y ligada a la feminidad de una manera muy firme, la vagina acoge el acto sexual y permite llevar a cabo uno de los actos sexuales que más satisfacción produce a las parejas, aunque obviamente no es el único. Por este motivo todo aquello que la altere, altera la vida sexual y por lo tanto, altera la calidad de vida y por este motivo, los ginecólogos nos tenemos que preocupar por el bienestar de las vaginas de nuestras pacientes.
En el posparto se produce una atrofia de la mucosa de la vagina producida por la disminución de estrógenos. Se pierde elasticidad en el plano muscular y el plano de tejido conectivo pierde firmeza y se hace laxo. Esto explica que la lubricación vaginal sea escasa, la vagina se puede irritar por la falta de lubricación y por lo tanto las relaciones sexuales pueden ser dolorosas. Por otro lado, la pérdida de tono vaginal, provoca falta de capacidad contráctil en la musculatura vaginal y por esto, si habíamos dicho que las relaciones sexuales pueden ser dolorosas, no hay que olvidar que además pueden ser insatisfactorias porque ya no siente la penetración como antes.
Pues eso, en el posparto se producen cambios vaginales que pueden alterar mucho la vida sexual de nuestras pacientes. Relaciones dolorosas y/o insatisfactorias producen disminución de la líbido y de la capacidad de excitación. Y, dado el contexto de una madre en el posparto, cansancio, falta de sueño, ejercer cierta evitación del sexo es frecuente.
Y ¿cómo se soluciona? Os estaréis preguntando cuál es el secreto para recuperar la vida sexual tras el parto.
Pues hay buenas noticias. Sin hacer nada, al dejar la lactancia y/o al recuperar el ciclo menstrual, se produce una recuperación en el nivel de estrógenos y esto produce la recuperación de la funcionalidad de la vagina a nivel de lubricación y de cierto tono.
Sin embargo hay mujeres que persisten con una vagina laxa, aunque lubricada y esto les impide una actividad sexual totalmente satisfactoria. Es un síndrome que se conoce como Síndrome de Hiperlaxitud vaginal y tiene solución.
Para la sequedad vaginal vuestro ginecólogo os puede proporcionar tratamientos con lubricantes e hidratantes vaginales que permiten mantener relaciones si dolor y por lo tanto evitar entrar en el círculo vicioso de la evitación sexual.
Para la hiperlaxitud existen diferente tratamientos: la fisioterapia, el ejercicio de Kegel, el biofeedback para aprender autocontrol del tono vaginal y lo más novedoso, el láser vaginal. Éste último permite un tensado de la vagina mediante la aplicación de calor y por lo tanto permite recuperar la función de la misma y hace que el posparto sea más satisfactorio. Es una técnica indolora, bien tolerada y eficaz que ha demostrado que con 2-3 sesiones consecutivas permite recuperar el tono vaginal.
No dudéis en consultar a vuestr@ ginecólog@ si sufrís alguno de estos síntomas que hemos explicado. Podéis encontrar más información en nuestros cursos dedicados al posparto y en la dirección de correo electrónico: [email protected]
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