Hace poco hablábamos del dolor pélvico durante el embarazo y dábamos una serie de recomendaciones para lidiar con él. Y es que en un embarazo, por muy normal que sea, podemos encontrarnos con una serie de síntomas que aunque no sean graves pueden llegar a ser muy molestos. El hecho de que un síntoma sea habitual y que no represente un riesgo para la madre ni para el bebé hace que muchas mujeres, y también más de un profesional de la salud, consideren que hay que soportarlos sin más. Pues no, todos estos síntomas pueden aliviarse de una forma u otra, sin ser necesario resignarse y sufrirlos en silencio.
Hablemos de los más frecuentes (obviaremos el dolor de pelvis, sobre el cual podéis leer aquí)
- Dolor de espalda: aunque sea habitual, puede tratarse con analgésicos (pautados por el médico), calor, fisioterapia, osteopatía, acupuntura, etc. Realmente afecta la calidad de vida de la mujer embarazada, y por el contrario de lo que opinan muchos (“estando embarazada no me pueden hacer nada”), se puede tocar la espalda de una gestante. Lo que no es recomendable es aplicar ultrasonidos por ejemplo, pero sí se pueden realizar terapias manuales.
- Náuseas y vómitos: existen tratamientos médicos para ellos, que podrán ser recetados por el ginecólogo o el médico de familia, y que son seguros para el bebé. Además es importante comer a menudo y menos cantidad, evitando alimentos de difícil digestión, y dando importancia a carbohidratos de absorción lenta como el pan, la pasta o el arroz. Es importante hidratarse, pero en caso de náuseas lo ideal es hacerlo en cantidades pequeñas y a menudo en lugar de beberse un vaso entero de agua. Como remedio natural a algunas mujeres les funciona el jengibre, y técnicas como la acupuntura o la reflexología podal también pueden sernos de ayuda.
- Acidez de estómago: también hay varios tratamientos para ella, pues puede llegar a resultar muy molesta y desagradable. Además, es ideal evitar comidas copiosas, de difícil digestión, con muchas grasas o con picante. Las verduras crudas producen más acidez que las cocidas, de modo que si nos gustan las ensaladas es mejor comerlas al mediodía que por la noche. Y dejaremos pasar un rato entre la cena y la hora de acostarnos.
- Hinchazón de piernas y pies: que sea típica del final del embarazo no significa que no haya nada que hacer. El drenaje linfático manual y la presoterapia van realmente muy bien en estos casos. Y cuando descansemos es ideal tener los pies en alto. Además, la piña es un buen diurético natural, y nos ayudará a eliminar líquidos.
- Hemorroides: además de evitar según qué alimentos como el picante, existen diferentes cremas y tratamientos médicos. Las hemorroides se pueden trombosar, produciendo un dolor agudo e intenso fácil de arreglar con un pequeño cortecito practicado por el cirujano. Ante un dolor de estas características, es aconsejable acudir a Urgencias para descartar una trombosis hemorroidal.
- Estrías cutáneas: para prevenir su aparición es aconsejable hidratar la piel cada día con aceite o crema, no siendo necesario un producto específico para la embarazada. Y, si aparecen estrías, podemos aplicar aceite de rosa mosqueta directamente en la estría.
- Incontinencia urinaria: el peso del útero y el debilitamiento del suelo pélvico, junto con la laxitud de los tejidos provocada por las hormonas del embarazo, pueden provocar incontinencia de orina, sobre todo con esfuerzos como el toser o estornudar. Esto no implica que vayamos a tener este síntoma tras el parto. Ya en el embarazo se pueden empezar a realizar ejercicios de Kegel para fortalecer el suelo pélvico.
- Estados de ansiedad o nerviosismo: el embarazo es una etapa de cambios, no solo a nivel físico. Emocionalmente, entre el efecto de las hormonas del embarazo, los cambios corporales y el miedo a lo desconocido, es muy frecuente tener la sensación de vivir en una montaña rusa de forma permanente. Hay mujeres que saben lidiar con este estado emocional, pero las hay que se encuentran totalmente tristes, perdidas o ansiosas. Además, algunas de ellas tomaban medicación antes del embarazo y se encuentran ahora sin tratamiento. La salud mental es algo que hay que cuidar en la mujer embarazada, y ante síntomas de tristeza o ansiedad es importante consultar con el ginecólogo o el médico de familia para que nos derive al profesional adecuado. Las mujeres embarazadas pueden tomar medicación para la ansiedad, siempre bajo estricto control médico, pero probablemente necesiten menos cantidad o puedan reducirla del todo con una buena psicoterapia por parte de un profesional que esté habituado a tratar embarazadas. Cuidar la salud mental antes del parto es importante para tener un posparto feliz.
- Sueño e insomnio: las mujeres embarazadas, sobre todo en el primer trimestre, tienden a tener más sueño. Algunas, además, tienen insomnio y les cuesta dormir o se despiertan de madrugada y no consiguen dormirse de nuevo. Si el problema es dormirse por los rincones, es recomendable acostarse pronto e intentar dormir un rato de siesta cuando podamos. Si el embarazo transcurre con normalidad se puede tomar un café o dos al día. Si el problema es el insomnio, unos hábitos de sueño correctos nos pueden ser de gran ayuda, acostándonos siempre a la misma hora, evitando bebidas con cafeína y estímulos excesivos (como por ejemplo una película violenta antes de irnos a la cama). Leer un rato en la cama puede ayudar a conciliar el sueño.
Hasta aquí los síntomas más frecuentes que no representan un riesgo para la madre ni para el bebé, pero que tienen tratamiento, o como mínimo se pueden intentar aliviar. Recordad: los síntomas, aunque no impliquen enfermedad ni sean graves, pueden ser muy molestos, y la mayoría de ellos tienen remedio. Así pues, es importante no callárselos y comentarlos con el ginecólogo o la comadrona en las visitas de control del embarazo.
No hay nada peor que estar de siete u ocho meses con este calorazo endemoniado del Averno. Ahora entiendo tantas cosas… Ojalá nazca pronto.
[…] la publicación del pasado 15 de febrero, hablábamos sobre los síntomas habituales durante el embarazo. Entre ellos, citábamos las “náuseas y vómitos”. Además, decíamos que la […]