Hoy tenemos el placer de presentaros a la Dra. Hortensia Vallverdú, pediatra y homeópata,  con una nueva forma de atender a sus pacientes en su consulta, la Slow Pediatría

 

-Cuéntanos un poco quien eres, y a qué te dedicas. 

foto-consultaSoy Hortensia, madre de tres criaturas y pediatra. Me dedico a la pediatría de atención primaria, pues me encanta la relación que se establece con las familias cuando eres su “pediatra de cabecera”. Pasé por servicios como UCI, neonatos, urgencias… y vi que a pesar de tener aspectos muy interesantes, me hacía más feliz una pediatría más global, más del día a día. Me formé en homeopatía, herramienta que uso frecuentemente para ayudar a aliviar diversas enfermedades. En los últimos años me he especializado en lactancia materna, al ver que me encontraba situaciones complicadas que me negaba a resolver con un “pues dale un biberón”. Decidí buscar formación en lactancia y desde entonces ahí sigo, aprendiendo y tratando de compartir mis conocimientos con mis colegas.  Hace más de tres años coordino un grupo de apoyo a la lactancia en mi centro de trabajo. Ese grupo, esas mujeres y esos bebés, ¡me han aportado tanto!

Practicas lo que llamas slow-pediatría. ¿Nos puedes explicar en qué consiste? 

Hace muchos años que trabajo en el sistema público de salud, y me encanta ese trabajo, pero nunca he llevado bien no poder ofrecer más tiempo en la consulta. En el CAP -Centro de Atención Primaria- tenemos citados un niño cada 10 minutos, y los que vengan sin cita previa (de “urgencias”), se añaden como se pueda. Así, se puede llegar a visitar a 40 pacientes en una tarde.  Trabajando de este modo, falta tiempo para escuchar a las familias, sus necesidades, sus inquietudes, falta tiempo para observar, para poder transmitir conocimientos, los que he ido adquiriendo con los años y con la experiencia (teniendo tres niños pequeños, experiencias he tenido unas cuantas).

Por ese motivo decidí abrir una consulta privada. Tenía que poder hacer la pediatría como yo quería y como muchas familias necesitaban. Siempre había dicho que nunca trabajaría en la medicina privada, pues veía colegas que compaginaban pública y privada y no tenían apenas tiempo  para ellos ni su familia. Pero sentí la necesidad de explorar ese camino, a mi manera, para disfrutar de otra forma de mi profesión.

Así que me lancé a la aventura. Encontré mi lugar. Y me di el lujo de ofrecer consultas de una hora, dando el tiempo necesario para aquellas cosas que marcan la diferencia.

Lo de slow pediatría se me ocurrió tras leer sobre slow food y slow education. Me di cuenta que eso era lo que yo había creado en mi rinconcito, una slow pediatría.

-¿Es la slow-pediatría compatible con el sistema público de salud? 

No, definitivamente no! La política es el ahorro, ya se sabe, para sanidad y educación nunca hay lo suficiente. Y eso significa que no cubren adecuadamente al personal, para los gestores y la empresa, lo que importa son los números. Amenazan con reducir pediatras, no tienen intención de cubrir plazas de jubilaciones… No hay dinero y hay muchos niños que visitar, así que a trabajar rápido. Como si no importara la calidad sino la cantidad. Pero para mí sí importa la calidad. Quiero ofrecer una consulta de calidad.


Además estás altamente implicada en temas de lactancia materna. ¿Crees que hay suficiente formación en lactancia entre los profesionales de la salud? ¿Podemos decir que ha habido mejoras en los últimos años?

pell a pell 2Sí, estoy muy implicada en todo lo que se relaciones con la lactancia. Es curioso cómo evolucioné en este sentido. Cuando tuve a mi primer hijo, tuve un inicio de lactancia pésimo. Me aconsejaron que fuese a un grupo de soporte. Y no fui. Lo peor es que no fui en parte pensando que qué iban a saber más que yo, que había estudiado tantos años… ¡Qué equivocada estaba! Unos pocos años después, me formé como asesora de lactancia precisamente con aquellas a quien no quise recurrir en busca de ayuda. Y me enseñaron tanto, tantísimo! Ahora digo sin ningún tapujo que las asesoras de lactancia saben más de lactancia que casi cualquiera de mis colegas pediatras o enfermeras de pediatría. Pero eso no es fácil de reconocer, como profesional sanitario. Tenemos una mínima o nula formación de lactancia durante nuestros estudios, así que es fácil que cualquiera que esté interesado en aprender sepa más que nosotros. Así de duro y así de real. Lo primero es reconocerlo, para así buscar la solución, ¿no?

De todos modos, cada vez hay más pediatras y enfermeras pediátricas implicadas con la lactancia. Y poco a poco se van ofreciendo algunos cursos dentro de las instituciones sanitarias, aunque sean escasos. A pesar de que en los primeros meses muchos sanitarios apoyan la lactancia, cuando los niños y niñas son más mayorcitos, la lactancia desaparece del imaginario de los profesionales. Cuando viene una madre que no conozco a la consulta con un niño de 2 años con diarrea, yo le pregunto si toma leche materna (es importante para mantenerle hidratado), pero a mis colegas no se les ocurre preguntar eso. Las madres hasta se sorprenden de oír a una pediatra preguntándoles eso, y felicitándolas, pues están preparadas para escuchar un reproche o un comentario desalentador (tipo “aún le das pecho?”)

-Los niños deben llorar poco en tu consulta… ¿cómo lo consigues? 

Bueno, algunos lloran, es normal. Muchas de las familias que acuden a mi consulta educan a sus hijos para que expresen sus emociones y no las repriman. Y los niños pueden sentir miedo a ser explorados, en cierto modo es una invasión de su intimidad. Y a veces cuesta unas cuantas consultas que el niño o niña confíe en ti. Pero depende de muchos factores, como la edad.

De todas formas tengo muchos truquillos para conseguir tranquilizar a los bebés o niños más mayores. Son cosas que he ido aprendiendo y voy mejorando con los años. Puedo ser bastante payasa, si es necesario.

Evito explorarles en la camilla salvo para cosas imprescindibles, pues evidentemente están más tranquilos en brazos de sus padres. A los bebés les hago gestos cariñosos o divertidos o les canto, a los más mayorcitos les hago alguna pregunta o comentario sobre los personajes o temas que les puedan interesar… no sé,  improviso y me suele funcionar bien. A menudo los padres se sorprenden y me dicen “es la primera vez que no llora!”. Y para mí es un gran triunfo y una gran alegría .

image-¿Cómo se cuida a los padres en una consulta de Pediatría? 

Escuchándoles. Poniéndose en su piel. Teniendo en cuenta sus valores. Respetando sus decisiones.

-¿El hecho de ser madre ha cambiado tu manera de entender la Pediatría o ya trabajabas así antes? 

Siempre tuve una forma determinada de acercarme a los niños y sus familias, pero cuando fui madre entendí muchas cosas, fui capaz de conectar más con las familias o comprenderlas mejor. Aprendí que una cosa es la teoría y otra la práctica. Desde luego ser madre me hizo ser mejor pediatra.

-¿Qué crees que deben tener en cuenta unos nuevos padres en el momento de elegir pediatra? 

Tienen que confiar en él, tienen que sentirse escuchados y respetados. Y nunca deben permitir que nadie, por más pediatra que sea, les regañe. Muchas familias se sienten juzgadas y hasta regañadas cuando acuden a su pediatra o enfermera, y por ello les ocultan información sobre su hijo (si “aún” mama, si “aún” duerme con ellos, etc). De esta manera no se puede establecer una relación de confianza, que es básica para una buena comunicación entre familia y pediatra.

Muchísimas Gracias Hortensia por explicarnos como disfrutas con tu trabajo, un placer conocer profesionales como tú.