Indicans_quisom_02 

Esta semana os queremos presentar a Silvia Rodellar, Licenciada en Psicología y Etóloga Canina. Silvia, enamorada de los animales desde que era bien pequeña, ha creado el Proyecto Indicans, destinado a la educación canina y a la intervención asistida con perros. Dado que muchos de nuestros seguidores tienen miembros de cuatro patas en la familia, hoy Silvia nos cuenta cómo abordar el nacimiento de un bebé teniendo un perro en casa sin que esto suponga un problema.

 

Como todos sabemos, la llegada de un bebé a casa es un evento único que marca un antes y un después en el talante habitual de cualquier familia. De entre las dudas que pueden surgir, que deben ser muchísimas, una de las preguntas frecuentes es: “Y ahora, ¿qué hacemos con el perro?” Pues ayudarle a adaptarse, ayudarle a adaptarse y a continuación ayudarle a adaptarse. Muchas familias con niños tienen perros ancianos en casa… y es una oportunidad preciosa para educar en valores fundamentales desde el principio.

 

¿Podemos hacer algo para que este punto de inflexión no pase factura en el bienestar de nuestro amigo de cuatro patas como miembro de nuestro grupo familiar? ¿Podemos actuar de forma preventiva antes de que llegue el bebé para minimizar el estrés y la confusión de nuestro amigo? La respuesta es sí. Para ello, será importante aprovechar los meses de ventaja que nos ofrece el embarazo, pero si os habéis demorado, no sufráis … Pongámonos en marcha lo antes posible.

 

Antes de la llegada…

fiona

1) Iremos adaptando gradualmente la rutina diaria con el fin de ajustarla a la vida que tendremos cuando llegue el pequeño. Por lo tanto, tendremos que ir modificando poco a poco algunas cuestiones como el horario y la persona encargada de pasear al perro. Se trata de hacer compatible la predictibilidad en la vida de nuestro perro con el nuevo viaje de ser padres. Hay que tener en cuenta que el perro es un animal social: no lo podemos aislar de la familia ni pretender que acepte los cambios de forma súbita.

2) Crearemos lo que se llama una zona segura para nuestro perro. Se trata de un espacio lejos de ruidos y zonas de paso, habilitado para que nuestro amigo pueda elegir acudir allí cuando se expone a situaciones estresantes para él como las visitas, los llantos del bebé, los ruidos mientras montamos aquel mueble sueco, etc. Nuestro perro debería disponer siempre de este espacio propio donde descansar o disfrutar de sus golosinas preferidas, pero especialmente cuando hay niños en casa, este rincón donde no lo molestará nadie es indispensable.

3) Decidiremos qué hábitos preferimos que tenga nuestro perro respecto algunas cuestiones como subir o no en el sofá, dónde dormir, o disponer o no de los diferentes espacios de la casa. Si antes el perro subía al sofá y ahora no queremos que lo haga, lo que tendremos que hacer es informar progresivamente al perro, y con técnicas adecuadas (*) le daremos un lugar alternativo en el que descansar y hacerlo sentir que ¡éste es aún mejor!

4) Sugiero aprovechar los meses anteriores para realizar algunas sesiones de educación básica con nuestro perro y así entrenar cuestiones importantes como: caminar a nuestro lado por la calle, no tirar de la correa, venir cuando lo llamamos, controlar la impulsividad, estar tranquilo en situaciones diversas, etc.

 

Una vez del pequeño bebé llega a casa…

compr LAIA AGOST 2008 2811) Presentación: Con la ayuda de una persona de confianza y siempre contando con nuestra atención directa, es recomendable que el perro, de forma voluntaria y en un ambiente relajado, pueda satisfacer su deseo de saber, por fin, quién es el responsable de esta desinformación que vive últimamente. Recomendamos atar al perro con una correa sin aportar ninguna tensión y dejar que huela al pequeño, al que mantendremos en nuestros brazos. Si la reacción de nuestro perro nos preocupa, podemos consultar con un profesional (*).

2) Supervisión: Es importante ejercer de guías y mediadores en la relación de nuestros hijos y nuestros compañeros de 4 patas. Aunque nuestro perro cuente con las mejores variables, como una educación previa y una correcta socialización, no podemos dejar en sus manos toda la responsabilidad y necesitará, ahora más que nunca, alguien de confianza que le comunique que no hay motivo para preocuparse.

3) Estaremos alerta sobre qué comunica nuestro perro en presencia de nuestro hijo. Debemos diferenciar entre interés, indiferencia, miedo, excitación, ansiedad o agresividad. Muy a menudo confundimos señales y no escuchamos los mensajes que nos están dando. Si desea asegurarse de disponer de los conocimientos básicos, puede solicitar formación básica en este ámbito. Es importante que conozcamos qué necesitan los perros y cómo podemos mejorar su calidad de vida con la presencia de niños en casa.

4) Protegeremos al animal de la exposición frecuente a situaciones que pueden ser una fuente de estrés y utilizaremos la zona segura para entregarle todo lo que le gusta: juguetes interactivos tipo Kong, huesos que pueda roer, etc.

5) Será importante que seamos consistentes, que respetemos la rutina creada con nuestro animal y que mantengamos la constancia necesaria en cuanto a paseos, relaciones sociales, alimentación, etc. Evitaremos que nuestro perro vea al pequeño como una barrera respecto a su propia felicidad. No lo desplacemos, démosle oportunidades de ocio y de tranquilidad, sigamos ofreciéndole nuestro tiempo y nuestro afecto.

 

Recordemos aquel día que comenzó la relación con él y la ilusión con la que el acogimos en casa. ¡No lo dejemos de lado!

(*) Si tiene dudas de cómo llevar a la práctica estos consejos puede consultar con nuestro equipo de Indicans o con cualquier otro profesional que trabaje siempre respetando el bienestar de nuestro mejores amigos.

 

¡Gracias Silvia por tus consejos! Si queréis saber más sobre ella y sobre Proyecto Indicans, podéis visitar su página web: www.indicans.cat. ¡Os animamos a comentar vuestras experiencias con vuestros amigos de cuatro patas!