Seguro que a todos, de pequeños, os decían que teníais que comer lentejas porque llevaban mucho hierro. Pues sí, las lentejas tienen un alto contenido en hierro, pero en una forma que prácticamente no se absorbe en el intestino, de modo que comiendo lentejas no combatiremos la anemia del embarazo. Y, como sobre este tema me preguntan muy a menudo en la consulta, hoy he decidido hablar sobre la anemia durante el embarazo y alimentos ricos en hierro.
La anemia no es más que un descenso de la hemoglobina, que se aloja en los glóbulos rojos y transporta oxígeno a las diferentes partes del cuerpo. Durante el embarazo aumentan los glóbulos rojos, pero también lo hace el plasma, la parte líquida de la sangre, y en mayor medida. Por tanto, los glóbulos rojos quedan más diluidos, y si medimos la concentración de hemoglobina en un mililitro de sangre de una embarazada ésta será menor respecto a sus cifras previas. Por ello, muy frecuentemente encontraremos cifras de hemoglobina inferiores a 12 gramos por decilitro de sangre en mujeres embarazadas, límite a partir del cual hablamos de anemia.
La anemia leve generalmente no ocasiona síntomas. Algunas mujeres atribuyen el cansancio a la anemia, pero éste es algo intrínseco del embarazo, y las que no están anémicas también puede notarse cansadas. El síntoma más típico de la anemia es la sensación de falta de aire cuando se hace un esfuerzo: ante una cuesta hacia arriba, cuando se suben escaleras, cuando se realiza ejercicio… es decir, ante situaciones que requieren un aporte extra de oxígeno, y los glóbulos rojos no son capaces de transportar toda la cantidad que pediría el cuerpo. Además puede aparecer taquicardia. Para que aparezcan mareos y desvanecimientos tenemos que encontrarnos ante una anemia grave.
Como hemos dicho, más que una deficiencia de hierro se trata de una dilución de la sangre, y por tanto ante anemias leves (con cifras por encima de 11g/dl) bien toleradas no siempre será necesario hacer algo al respecto. Ante anemias moderadas o graves, o con muchos síntomas, aumentar la ingesta de hierro puede mejorar la situación. ¿Cómo ingerimos hierro? Lo podemos hacer de dos formas: a través de la dieta o mediante suplementos que prescribirá el médico.
Respecto a los suplementos de hierro, existen una gran variedad de fórmulas y presentaciones: pastillas, cápsulas, sobres, ampollas bebibles… algunos pueden tener efectos secundarios como estreñimiento, diarrea, dolor de estómago o color negro en las heces. A veces simplemente cambiando de marca mejoran estos síntomas, pero hay mujeres que les cuesta encontrar un hierro que les siente bien. ¡Es muy variable! Incluso en ocasiones hay que recurrir al hierro endovenoso.
El hierro, además, se puede obtener a través de la dieta. Pero no todas las formas de hierro se absorben igual a través del aparato digestivo. Por un lado tenemos el hierro no hem, del que se absorbe menos de un 10%, y se encuentra en legumbres (lentejas, garbanzos, habas…), vegetales de hoja verde (acelgas, espinacas, escarola…) y frutos secos (pistachos, almendras, avellanas, nueces, cacahuetes…). Y, por otro lado, tenemos el conocido como hierro hem, que es de origen animal y tiene una absorción del 25% aproximadamente. Encontramos hierro hem sobre todo en carnes rojas, marisco de cáscara (almejas, berberechos, mejillones…), crustáceos (gambas, langostinos, langosta…), algunos pescados (sardinas, salmón) y también en la yema de huevo y en la carne de ave.
La vitamina C, contenida en alimentos como la naranja, las fresas o el pimiento, facilita la absorción de hierro. En cambio, alimentos como los lácteos, el café, el cacao, el té o la clara de huevo, o la toma de antiácidos, la dificultan. Además, si combinamos alimentos con hierro hem y con hierro no hem mejoraremos la absorción del hierro no hem.
Por tanto, comiendo lentejas, aunque sean una buena fuente de ácido fólico, vitaminas, proteínas y carbohidratos de absorción lenta, no aumentaremos los niveles de hemoglobina, por mucho que nos los hayan repetido numerosas veces durante nuestra infancia. Si queremos hacer una dieta rica en hierro para prevenir la anemia o combatir una anemia leve, tendremos que echar mano de alimentos ricos en hierro hem. Sobre todo, lo más importante es seguir una dieta sana y equilibrada. Y, si es necesario, el médico prescribirá suplementos de hierro.
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