Este verano he tenido el placer de acompañar a muchos bebés en su camino hacia la vida. Ha habido de todo: partos con y sin anestesia, cesáreas, partos múltiples… de todos y cada uno de ellos me llevo un aprendizaje y una vivencia, pero hoy os quiero hablar sobre un tipo concreto de nacimiento: el parto tras una cesárea. Este verano han coincidido varios prácticamente seguidos, que además han sido muy deseados por parte de la madre, y me han transmitido muchas sensaciones.

piel con pielY es que me encantaría haber tenido a mano una cámara para poder retratar las caras de esas mujeres justo después de dar a luz y juntar todas las fotos. Prácticamente todas las madres están contentísimas cuando tienen a su bebé en brazos, por muy cansadas o doloridas que estén. Pero cuando el primer bebé ha nacido por cesárea, y con el siguiente se tienen muchas ganas de tener un parto vaginal y el objetivo se consigue, la cara de esa mujer no se puede describir con palabras. Es una mezcla de felicidad, alivio, triunfo, “yo puedo”… sus ojos brillan de manera diferente. No están igual que la que está pariendo por primera vez o la que está teniendo el segundo parto vaginal. Querían aquello y lo deseaban mucho, y han llegado a su objetivo.

Estas mujeres no siempre tuvieron una mala experiencia en su anterior parto, pero sí se quedaron con las ganas de parir por vía vaginal. No todas las que se lo proponen lo consiguen, pero cuando llegan a su meta y sus expectativas se cumplen logran quitarse aquella espina que se les había quedado clavada hace unos años. Así, es como si la satisfacción fuese doble, porque se convencen de que pueden. Aquí quiero mencionar especialmente a mi compañera Sandra Gómez. Algunas de estas madres que comento eran pacientes suyas, y ella había hablado muchísimo con ellas y las había convencido tanto de que podían parir que venían creyendo totalmente en sí mismas y confiando en su capacidad de parir, viviendo y saboreando todo el proceso intensamente, sacando fuerzas de debajo de las piedras.

flexionada d'esquenes¿Se puede parir tras una cesárea? Sí, se puede, si no se demuestra lo contrario. La premisa de “tras una cesárea, otra” no es válida salvo en casos concretos. El fantasma del parto tras cesárea es el riesgo de rotura uterina, una complicación seria que aparece aproximadamente en tres de cada mil mujeres que intentan un parto vaginal con una cicatriz en su útero. Si lo medimos en números absolutos el riesgo es relativamente bajo, y con un buen control durante el parto se pueden detectar muchos casos a tiempo, de modo que los obstetras cada vez tenemos más confianza en este tipo de partos. No todo es blanco o negro y hay que individualizar cada caso, analizar las causas de la cesárea previa y ver si éstas se repiten en este embarazo.

Si no hay complicaciones que obliguen a actuar antes, lo ideal es esperar a que esa mujer se ponga de parto de forma espontánea. Yo siempre digo lo mismo en la consulta: “el secreto es venir de parto”. Si hay que inducir el parto, hay que analizar bien pros y contras y poner en una balanza los riesgos que estamos asumiendo y las probabilidades de éxito. Aun así, no todas las mujeres con una cesárea previa están dispuestas a intentar tener un parto vaginal en el siguiente embarazo, y esta decisión también es muy respetable. No todo el mundo está dispuesto a asumir este pequeño riesgo, ni a pasar por todo un trabajo de parto cuando ya no funcionó una vez. Aquí las experiencias previas juegan un gran papel obviamente.

Pero cuando se intenta un parto vaginal tras cesárea el objetivo no siempre se consigue, y el hecho de volver a pasar por quirófano no siempre se asume igual de bien. Algunas mujeres se lo toman con deportividad, saben que lo han intentado y que han hecho todo lo que estaba en sus manos, y eso es una buena actitud. Pero también las hay que lo viven con una sensación de frustración considerable, llegando a necesitar mucho apoyo después para ir asumiendo los hechos. Una cesárea no es un fracaso, sino un recurso que salva vidas y trae al mundo niños sanos cuando es necesario, pero para algunas mujeres el hecho de dar a luz por vía vaginal es muy importante y el hecho de no poder hacerlo les puede hacer sentir mal. Este sentimiento no debe ser juzgado, sino comprendido y acompañado. Minimizarlo no hará que esa madre se sienta mejor, sino al contrario, puede hacer que se sienta incomprendida y por tanto sola.

recien-nacido-pospartoSea como sea, enfrentarse a un embarazo con una cicatriz en el útero ya es de por si una muestra de valentía. Si se desea un parto vaginal, lo primero que hay que hacer es confiar en una misma y en su capacidad de parir, y rodearse de profesionales que también crean en ello. Y lo segundo es tener paciencia y esperar a ponerse de parto, ya que un trabajo de parto espontáneo aumenta las probabilidades de éxito y disminuye las complicaciones. Una vez se está en ello, el mejor consejo es relajarse, dejarse llevar y disfrutar del viaje, y lo que tenga que ser será. Si se consigue el parto vaginal la satisfacción será enorme, pero si hay que recurrir a la cesárea será una necesidad y no una derrota.

¡Todas las madres son unas triunfadoras!