Vagina, sí, estáis leyendo vagina. Pero ¿qué esto de la vagina? ¿Es lo mismo que la vulva? ¿Dónde tengo la vagina?
Esta mañana me despertaba con un WhatsApp de una amiga que me decía que se había notado un bulto en la vagina colocándose una copa menstrual… menudo susto tenía la pobre…Al hablar con ella, se había tocado el cuello del útero… y ¿diréis? Vaya, que poco informada… ¿no? Pues mi amiga no es ningún ser extraño, representa a esas mujeres que no conocen su anatomía genital. ¿Tan raro es esto?

Pues no, en numerosos artículos de prensa o en la radio y en la televisión, cuando se refieren a los genitales, en muchos casos se utilizan los términos vagina y vulva de forma indistinta como si fueran sinónimos. ¡Y no lo son! En breve una servidora va a una reunión de ginecólogos a explicar un resumen de lo que se habló durante 3 días en el pasado congreso europeo de menopausia acerca de salud vaginal. En ese mismo congreso, otra compañera va a hacer lo mismo, pero sobre la salud vulvar… ¡Imaginad!! Ambos términos que en general se usan como lo mismo, son anatómicamente órganos distintos y con aspectos médicos también muy diferentes. Entonces ¿Quién es quién?
En el esquema que tenéis lo veréis claro. Pero vamos por orden.

 

La vagina está en el interior de nuestra pelvis. Es un órgano con forma de tubo que puede medir de 6 a 12 cm y que va desde el cuello del útero (interior) hasta el exterior. ¿Qué hay en el exterior? ¡¡La vulva!!!

Ya casi estamos, dentro la vagina, fuera la vulva. ¿Y el resto? ¿Dónde están los labios mayores y los menores, el clítoris, el periné?
Pues están en la parte externa de nuestros genitales, es decir en la vulva. Aquí tenéis otro dibujo que lo muestra. En la vulva nos encontramos de arriba hacia abajo: clítoris y su capuchón, la salida de la uretra, (tubito estrecho que comunica la vejiga con el exterior y por dónde sale la orina) a la vista es casi imperceptible. Debajo de la uretra nos encontramos la entrada de la vagina, a esta zona de la vulva también se le llama introito. Debajo del introito, se observa una zona firme, lisa que corresponde al periné y finalmente debajo está el ano. A los lados y desde el clítoris y hasta el inicio del periné se encuentran los labios menores, por la zona más interna, sin vello, más pequeños y los labios mayores, por fuera, con vello.
Pues ya está, ya sabemos dónde esta todo.


Pero si volvemos a la vagina, ¿Qué más debemos saber de ella?

La vagina es un órgano que permite la salida del flujo menstrual, permite la salida del feto en caso de un parto vaginal y a la vez es el órgano sexual por excelencia. Sin menospreciar al resto de órganos sexuales, ¡ojo! La vagina no es el único y un buen consejo es desarrollar prácticas sexuales que incorporen más órganos sexuales o zonas erógenas. En la variedad está la riqueza y en cuestión de sexo, explorar nuevos horizontes no está de más.

Pero si volvemos a la vagina, debemos decir que en su interior hay vida. Tenemos microbiota propia de la vagina. O como se dice en términos de la calle: flora vaginal.
Pues esta microbiota consiste en millones y millones de microorganismos, representa el 9 % del microbioma humano. Es decir, en la vagina tenemos casi el 10 % de todos los microorganimos que habitan nuestro cuerpo.

Esta microbiota es la responsable de nuestra salud vaginal. Porque, aunque son muchos, estos microorganismos son sensibles a muchos factores externos e internos que los pueden alterar y destruir. Y a la vez son responsables de defender la vagina, de generar el ambiente adecuado para no sufrir infecciones y por lo tanto, de mantener una salud vaginal adecuada.

Son muchos los factores que afectan a la microbiota vaginal y por lo tanto, a la vagina: cambios hormonales, limpieza excesiva, menstruación, antibióticos, relaciones sexuales, anticonceptivos, estrés, etc

Para empezar, los cambios hormonales. La microbiota de una niña, la de una mujer embarazada o la de una mujer tras la regla o un posmenopáusica, NO tienen nada que ver.

También es fundamental la presencia adecuada de hormonas, en concreto la presencia de estrógenos. Los estrógenos son las hormonas femeninas por excelencia. En la vagina se encargan de mantenerla elástica, lubricada y funcional. Cuando los estrógenos bajan, como en el posparto, la posmenopausia o si usamos anticonceptivos, la vagina recibe menos sangre, se hace menos elástica, más fina y, por lo tanto, más sensible.

 

Si nos centramos en los 3 momentos de la vida de la mujer donde la vagina es importante, nos encontramos: etapa fértil, desde que tenemos la 1º regla hasta la menopausia, sin tener en cuenta los embarazos y períodos de lactancia, etapa del posparto, desde el final de la cuarentena y hasta el inicio de la menstruación o bien hasta el final de la lactancia. Y, por último, etapa posmenopáusica, desde la menopausia en adelante.

Cada una de estas etapas tiene un estado de la vagina diferente y, por lo tanto, pueden presentarse síntomas concretos.

En etapa fértil y preferiblemente antes de ser madres, nuestra vagina tiene flujo vaginal, es elástica, esponjosa, húmeda y en general permite mantener relaciones sexuales con penetración sin dificultad, donde la lubricación con la excitación es lo normal, y en la mayor parte de los casos, son relaciones placenteras y en general no notamos que tenemos vagina, no molesta, no pica, no escuece… Este sería el estado perfecto. Una vagina sana, feliz, sexy y divertida.

Para mantener nuestras vaginas sanas es importante: no usar salvaslips de manera continuada, usar los limpiadores adecuados y no más de 1 vez al día. En el resto de casos, es preferible usar simplemente agua. Evitar los desodorantes genitales, las duchas vaginales. El uso de tampones, compresas o copa vaginal no modifica nuestra salud vaginal, pero si que es cierto que la copa menstrual es el sistema de higiene más respetuoso con nuestra microbiota y por lo tanto su uso está recomendado.

 

En el posparto: Si dejamos al margen la cuarentena o el tiempo que tardamos en recuperarnos de dar a luz, dónde la vagina aún se está recuperando el parto. Tras este tiempo es frecuente encontrarnos con los siguientes síntomas: hiperlaxitud vaginal, vaginas con una capacidad aumentada, laxas, que con la penetración no producen el mismo placer puesto que no hay el mismo contacto ni fricción. O bien lo contrario: penetraciones dolorosas, vaginas sensibles, las relaciones pueden doler o bien, dejar una sensación de escozor después, y en general hay flujo, no son vaginas secas, pero no hay una lubricación adecuada.

Obviamente, habrá mujeres que no se reconocen en esta descripción, pero otras muchas, la mayoría, sí.

Hay solución para todas las que se sienten identificadas, hay medidas para mejorar, pero el mensaje más importante es que, salvo la hiperlaxitud, que requiere tratamientos concretos, la sequedad es reversible, el dolor con las relaciones, mejora. Al dejar la lactancia, cuando las reglas vuelven, etc. Pero, ¡¡ojo!!! Se pueden hacer cosas: como mejorar la hidratación de la vagina, usar lubricantes o tratamientos con medicamentos, porque a pesar de ser reversible, no hay por qué sufrir.

Uno de los ejercicios que más ayudan en esta etapa es hablar, primero con nuestras parejas para que sepan qué nos ocurre, es fundamental explicar qué nos está pasando para que lo puedan entender. Segundo pedir ayuda, al ginecólog@ y/o la matrona o fisioterapeuta experto. En realidad, da igual a quién consultar (siempre que esté cualificado). Debe ser alguien sensible con nuestro disconfort, comprometido con la causa y que nos ayude con medidas para mejorar la sequedad y aliviar el dolor.

Lo más importante para mantener nuestra salud vaginal es mantenerla en forma, este es el mensaje clave. ¿Cómo se mantiene en forma la vagina? Pues fácil, USÁNDOLA.

Tema distinto es la posmenopausia, los cambios son parecidos: disminuyen los estrógenos, esta vez ya no de forma reversible, sino de forma permanente, la microbiota se alterna y la mitad de las mujeres va a desarrollar una la vagina atrófica, si no hacemos nada claro. ¿Qué significa atrófica? Significa: Seca, poco elástica, débil, frágil.
Vamos a dedicar un artículo entero a la vagina en la posmenopausia pero los mensajes claves son: intentar mantener la vagina en forma, pedir ayuda para poder mantenerla en forma sin dolor al tener relaciones, usar hidratantes y lubricantes, y cuidar la líbido porque en todo este período, la líbido se va a caer por los suelos.

Si a pesar de todo, aún tenéis dudas acerca de vuestra vagina, os recomendamos que escuchéis este podcast: Asuntos internos, capítulo 2, www.thebeautymail.com donde la periodista Cristina Mitre entrevista a la Dra. Sandra Gómez Carballo acerca de la vagina.