Cuando se busca embarazo, a veces la espera entre la ovulación y el test se hace un poco eterna. Pero no por mucho madrugar amanece más temprano, y hacerse un test (ya sea en sangre o en orina) antes de tiempo no aporta demasiada información. Los tests de embarazo detectan la subunidad beta de la hormona gonadotropina coriónica humana, la ß-hcG, que no se secreta hasta que se produce la implantación del embrión. Los primeros días tras la fecundación, mientras el embrión está viajando por la trompa de Falopio, la ß-hcG no es detectable, de modo que el test de embarazo será negativo.

Los tests de embarazo en orina detectan la presencia de ß-hcG: si la hay son positivos, y si no la hay son negativos. En cambio, determinar la ß-hcG en sangre nos da un valor numérico, y nos dice qué cantidad de hormona hay. Puede ser fácil pensar que entonces es mejor hacerse un test en sangre, porque nos da más información. Pues no, no siempre. Un valor puntual de ß-hcG, por si solo, no es tan útil como parece para simplemente diagnosticar un embarazo. Tiene aplicaciones médicas concretas, pero en una situación normal, lo más rápido, fácil y cómodo es hacerse un test en orina. Los venden en la farmacia, e incluso se pueden comprar por Internet, y son muy económicos.

Con un test de embarazo positivo, ¿ahora qué? ¿Irá todo bien? El test solo es capaz de detectar que hay ß-hcG circulando, pero no puede predecir si el embarazo va bien. Pues venga, rápido, una ecografía… ¡error! Si es demasiado pronto no se va a ver nada. Si se tienen ciclos regulares, no se verá un saco gestacional por ecografía hasta que haya, como mínimo, una semana de retraso. Más tarde aparecerá el embrión y, en unos días, su latido. Si no hay ningún síntoma alarmante ni ningún antecedente que indique lo contrario, no hay que correr. Si se tienen pérdidas, o dolor intenso (tener molestias pélvicas suele ser normal), sí que hay que consultar.

Así pues, hay que saber esperar. Primero para hacer el test de embarazo, y después para hacer la primera ecografía. Vivimos en la era de la inmediatez, cuando queremos saber algo lo googleamos y encontramos cientos de respuestas, cuando queremos algo lo podemos comprar con un solo clic y recibirlo al día siguiente en casa… a veces tenemos la paciencia un poco desentrenada. Un test de embarazo positivo indica que hay embarazo, y lo habitual, si no hay ningún signo de alarma, es que vaya todo bien. Lo más frecuente es lo más normal. A menudo esas dos rayas del test se esperan con mucha ilusión, en seguida se quiere confirmar que todo está en su sitio, pero no por mucho mirar se verá algo antes. El embarazo serán nueve meses de espera, y solo acaba de empezar.

 

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