La semana pasada la Dra. Sánchez nos habló sobre el cáncer de mama durante o después de un embarazo. Y como en Mater Training nos gusta compartir historias personales que pueden ser un ejemplo para otras mujeres, hoy queremos explicaros la experiencia de Judith: una mujer que tuvo que enfrentarse a un cáncer de mama siendo bien joven, y unos años más tarde, estando totalmente libre de enfermedad, decidió ser madre.
Yo conocí a Judith en la recta final de su embarazo, cuando vino al grupo de lactancia que llevamos Montse y yo dentro del hospital. Ella nos explicó que quería dar el pecho a su niña, pero su oncóloga le había dicho que no podría, y quería aprender todo lo posible para cuando llegase el momento. Tras conseguirlo, le pedimos que nos escribiese su experiencia para ayudar a otras madres que se encontrasen en la misma situación que ella. ¡Aquí la tenéis! ¡Gracias Judith por compartir tu experiencia!
Hola a tod@s!
En las siguientes líneas me gustaría describir mi experiencia sobre la lactancia de mi hija, que nació hace justo 3 meses.
Siete años antes padecí cáncer de mama. Afortunadamente, el tumor tuvo buen diagnóstico y me practicaron una tumorectomía, sin que tuvieran que extirparme el pecho. Me sometí a los tratamientos habituales de quimioterapia, radioterapia e inmunoterapia de 5 años, pero antes me congelé óvulos y tejido ovárico, por si los tratamientos me generaban algún tipo de esterilidad que impidiese convertirme en madre al finalizarlos. No tuve que realizar ningún tratamiento de fertilidad, porque me quedé embarazada de forma natural tras terminar los tratamientos y esperar un tiempo prudencial para “desintoxicar” mi cuerpo.
Durante el embarazo, mi gran duda fue si podría hacer lactancia natural y alimentar a mi hija dándole el pecho. Consulté a muchos médicos y leí cuantos artículos y libros pueden existir al respecto, porque mi oncóloga me dijo que no podría segregar leche y no podría hacer lactancia materna.
Tuve la gran suerte de conocer a dos profesionales increíbles (Montse Bach y Laura Rodellar) en el Hospital General de Cataluña que se encargan del taller de lactancia, realizando una labor extraordinaria de apoyo a las madres lactantes. Les expliqué a Montse y a Laura mi desagradable discusión con mi oncóloga, que insistía en que no podría dar el pecho a mis hijos/as, y les dije que quería conseguir hacer lactancia materna; y lo quería conseguir no sólo porque estaba convencida de que es lo mejor para mi hija, sino también porque tenía que demostrarle a mi oncóloga que es posible hacerlo, evitando así que otras mujeres sean mal informadas y pierdan ese derecho y placer de alimentar a sus hijos o hijas. Empecé a acudir a los cursos de lactancia durante el embarazo porque así me lo aconsejaron, y allí pude aprender mucho de Montse y Laura y de todas las mamás que acuden al curso. Montse y Laura me dieron y ofrecieron mucho apoyo y me dijeron que si quería, podría dar el pecho a mi hija. Este apoyo continuó tras el parto (que por cierto no fue bueno, pero por fortuna ya he olvidado).
Mi hija Clara, aunque se agarró muy bien desde el momento del nacimiento, succionaba con fuerza, por lo que me salieron heridas de consideración en los pezones. Además, el pecho en el que padecí el cáncer mostraba más dificultad para segregar leche, por lo que finalmente, tras muchos intentos, y comprobar que mi hija perdía peso sin cesar, decidí limitarme a alimentarle con el pecho que no fue operado y ayudarle con biberones de leche de fórmula que contenían sólo la mitad de leche necesaria en cada toma.
Con el tiempo, con mucha insistencia y poniéndome a mi hija en el pecho a todas horas y durante largos tiempos, conseguí que mi pecho segregara toda la leche que mi hija necesitaba comer, hasta que 1 mes después de su nacimiento casi retiramos los biberones, y a día de hoy, 3 meses después del nacimiento, sólo se alimenta de leche materna de un sólo pecho.Hoy puedo decir con gran orgullo y alegría que puedo alimentar a mi hija, y hoy es el día en que por fin puedo decir que he superado el cáncer de mama!!
Conseguir alimentar mediante lactancia materna a mi hija es la mejor acción que he realizado en mi vida, y ha sido un gran reto. Ha sido un proceso difícil y muy duro, durante el cual he llorado mucho, muchísimo. Pero lo conseguí! Y lo conseguí gracias a Montse y Laura (dos profesionales excepcionales y mejores personas), a mi familia que siempre ha estado a mi lado y que nunca me juzgó por seguir intentando llevar a cabo la lactancia materna, y sobre todo gracias a Jorge, mi pareja. Sin Jorge estoy segura de que no lo habría conseguido porque desde el principio, ya desde el embarazo, se implicó totalmente en la lactancia. Él leyó antes que yo el libro de Carlos González, él me indicó y me ayudó desde el primer momento cómo colocar a nuestra hija en mi pecho y él creyó siempre en mi, apoyándome psicológicamente, sin agobiarme y respetando mi dolor. Dicen que “los bebés son sólo de las madres”, pero estoy en total desacuerdo. Los padres también tienen un papel fundamental el crecimiento y evolución de los bebés y aquellos que dicen que “los bebés son de las madres” son los que buscan excusas para no ocuparse de sus hijos.
La lactancia materna es dura, muy dura para ser algo tan natural como la vida misma. He llegado a la conclusión de que la lactancia materna resulta tan difícil al inicio porque vivimos en una sociedad que nos ha acostumbrado a llevar una vida muy activa, exigiendo mucho, demasiado, a las mujeres. Pero hay que romper con esas exigencias y desoír las críticas de cuantos nos rodean para centrarnos en lo único importante: alimentar a nuestros/as hijos/as de la mejor forma posible, y eso se consigue mediante la lactancia materna, ¿porqué si no tendríamos las mujeres mamas?
Termino estas líneas agradeciendo una vez más a las personas que me han apoyado de forma incondicional para conseguir llevar a cabo la lactancia materna, y para alentar a todas aquellas mujeres que han pasado como yo por el duro trance de haber sufrido de forma prematura un cáncer de mama a que no se den nunca por vencidas. Si quieren dar el pecho a sus hijos/as, que lo hagan, y que no se desistan porque un médico o personas cercanas les digan que no pueden, porque no hay nada más gratificante en este mundo que ver cómo tu hija se alimenta de ti.
Nosotras hemos querido hablar sobre este tema con el Dr. Tomás Cortadellas, uno de los ginecólogos de la Unidad de Mama del Hospital Universitari General de Catalunya. Él afirma que a día de hoy, de acuerdo con la evidencia científica, no hay motivos para desaconsejar el embarazo ni la lactancia materna en una mujer que ha superado un cáncer de mama. No se ha demostrado que dar el pecho aumente las probabilidades de que se vuelva a desarrollar la enfermedad, ni que empeore el pronóstico, de modo que si la mujer lo desea puede amamantar. Tampoco debemos limitar la duración de la lactancia, ya que una lactancia prolongada tampoco aumenta el riesgo de reaparición de la enfermedad.
Sí que es cierto que en ocasiones podemos encontrarnos problemas de producción de leche en un pecho operado y/o que haya recibido radioterapia, pero esta leche tendrá la misma composición que la del otro pecho y será de la misma calidad. El Dr Cortadellas nos explica lo siguiente: “Por un lado el tipo de cirugía practicada sobre la mama puede “romper” los conductos galactoforos haciendo imposible la secreción de leche. Esto va a depender de el tipo de cirugía , si es muy amplia o si por la localización del tumor, especialmente los retroareolares donde la exéresis del mismo obliga a “cortar “ la mayoría de los conductos. Yo en las pacientes jóvenes que intervengo de cáncer de mama o de cualquier tipo de patología benigna (y en las que preveo una posible lactancia en el futuro) intento realizar tumorectomías “radiales” que lesionan el menor número posible de conductos galactóforos y operar a la paciente respetando la anatomía de la mama. Por otro lado, la radioterapia va a producir cambios arquitecturales en la mama, aumentado grado de fibrosis o “ dureza”, obliterando algunos conductos de la leche pudiendo dejar el pecho más sensible (y por tanto con mayor dolor durante la succión o por la subida de la leche) y con menor producción de leche. Pero esto no lo sabremos hasta que llegue el momento, así que hemos de esperar y ver qué ocurre. Como en el caso de Judith, amamantar con un solo pecho es posible, ya que la producción de leche se equilibra con la demanda (del mismo modo en que se pueden alimentar gemelos con dos pechos).
Así pues, a una mujer que ha superado un cáncer de mama y quiere dar el pecho, el mejor consejo que le podemos dar que intente aprender lo máximo que pueda sobre lactancia antes de dar a luz, porque el camino puede no ser fácil. Y, sobre todo, hemos de ofrecerle toda la ayuda que necesite, hemos de rodearla de soporte. Judith nos demuestra que se puede, y le estamos muy agradecidas por compartir su vivencia.
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