Hoy os queremos hablar de una de las estructuras que más trabajo hace en el parto vaginal: el músculo elevador del ano.

El elevador del ano es una estructura muscular que cierre la parte inferior de la pelvis. Es una especie de hamaca muscular. A parte de tener la función de sostén de todas las estructuras de dentro de la pelvis (la vejiga, recto, útero, intestinos), también está implicado en funciones tan básicas como la continencia urinaria, la defecación o la sexualidad. Durante el embarazo y el parto, el elevador del ano se elonga como ningún otro músculo es capaz, permitiendo el paso del feto a través del canal del parto.

El impacto del parto en esta estructura muscular no ha sido motivo de preocupación para la mayoría de profesionales que asisten al parto. Nos hemos preocupado básicamente por el bienestar del bebé, quedando la madre y su suelo pélvico en un segundo plano. Tanto es así, que durante años, muchas mujeres han vivido la patología del suelo pélvico como algo inherente a la maternidad. Afortunadamente esto ha ido cambiando en los últimos años. Tras los estudios biomecánicos del parto, el mayor conocimiento de esta estructura y su patología y la aparición de unidades multidisciplinares de suelo pélvico, en los partos el elevador de ano ha pasado  a ser una estructura que también tenemos en cuenta.

Ya hemos dicho que el estiramiento que sufre esta estructura muscular durante el parto no se puede comparar con ninguna otra estructura muscular de la anatomía humana. Sus características biofísicas  son el motivo por el que es capaz de soportar este gran estiramiento. La viscoelasticidad probablemente sea uno de los aspectos más importantes que permiten que se vaya elongando la fibra muscular de manera progresiva y no sufra daño. Pero a pesar que es un poderoso músculo, en ocasiones, puede que no sea capaz de estirarse tanto como cabría esperar y sus fibras se acaben desinsertando de su anclaje óseo púbico apareciendo de esta manera la lesión del elevador.

La lesión del elevador se encuentra en la mayoría de prolapsos genitales.  Ya que cuando esta estructura se lesiona, el hiato ( o abertura vaginal) será más grande, los ligamentos y fascias pélvicas se alongarán, se perderá el soporte más importante de las estructuras pélvicas y, por arrastre favorecido por la gravedad, irá descendiendo la cúpula vaginal, el útero, la vejiga y el recto. Existen varios estudios que muestran que una lesión de elevador aumenta el riesgo de padecer un prolapso a lo largo de tu vida y además, aumenta el riesgo de recidiva post cirugía. Es decir que si el elevador está lesionado, sufres un prolapso genital y decides operarte para solucionarlo, tienes más riesgo que vuelvas a necesitar otra cirugía respeto a otra mujer que tenga el mismo prolapso pero sin el elevador lesionado.

Ya os hemos explicado cual es la importancia de cuidar esta estructura y cual es su función, pero ¿sabemos identificar cuales serán los factores de riesgo para la aparición de la lesión? ¿ se pueden hacer cosas para evitarlo?

Han sido estudiados los factores de riesgo para la aparición de la lesión del elevador, y uno de los más importantes es la instrumentación del parto, especialmente cuando se utiliza el fórceps.  El fórceps se trata de un instrumento bien diseñado para el feto y bien diseñado para el canal del parto, pero únicamente para el canal óseo del parto. Probablemente, al traccionar intensamente de la cabeza del bebé, hará que se pierda la capacidad viscoelástica del músculo y aumente la probabilidad de lesión.

Es importante que sepamos que, a pesar de que existe un cierto potencial de recuperación en todos los partos, cuando aparece una lesión del elevador es difícil recuperar su funcionalidad al 100%. Es por ello que si se detecta una lesión, será importante intentar disminuir otros factores de riesgo de prolapso para que a la larga no se sufra de esta patología.

Para detectar la lesión del elevador la prueba más fiable es la ecografía de suelo pélvico, que debe estar hecha por un profesional especialista en las alteraciones de suelo pélvico. Aunque si no tenemos ningún centro que disponga de ecografía suelo pélvico a nuestro alrededor, una buena exploración clínica también podría ponernos en alerta.

Respecto a la prevención:

–  Sabemos que la episiotomía afecta poco sobre la lesión del elevador: existe el mismo porcentaje de lesión del elevador con o sin episiotomía, cuando esto se ha estudiado en partos eutócicos.

– El masaje perineal se asocia a menor incidencia de episiotomías pero no hay diferencia en cuanto a la tasa de instrumentación.

– el epino tampoco parece estar asociado a menor incidencia de lesión del elevador.

– El elevado índice de masa corporal ( sobrepeso) sí que parece estar relacionado. Por este motivo, es importante controlar el peso durante el embarazo.

– Pero una parte muy importante de la prevención sería la instauración de cambios en los hábitos obstétricos, cambios a favor del vacum extractor y indicaciones rigurosas a la hora de indicar cualquier instrumento.

En el futuro, será interesante identificar a las mujeres con posibilidad de lesión del elevador para plantear un tipo de parto menos traumático o incluso una cesárea, en aquellas pacientes de alto riesgo, pero todavía faltan estudios al respecto para poder sacar conclusiones de utilidad clínica.

Con todo lo que sabemos en la actualidad, lo que es seguro es que estamos en tiempos de cuidar no sólo de los bebés y de la vivencia del parto. Tenemos que sumar fuerzas para minimizar el impacto del parto en el suelo pélvico de las mujeres.