Llevamos más de medio año viviendo en una realidad totalmente diferente a la que estábamos acostumbrados, y las que estáis a punto de dar a luz habéis pasado prácticamente todo el embarazo entre cifras de contagios, confinamientos, restricciones y mascarillas. En verano el virus nos ha dado algo de tregua, y muchos hemos podido hacer vacaciones (¡tan necesarias!), pero las últimas semanas los contagios se están disparando a toda velocidad y se van planteando estrategias para intentar evitar la situación tan crítica que vivimos en primavera.
El coronavirus se puede transmitir de una persona a la otra por contacto directo (a través de gotas respiratorias) o a través de superficies contaminadas. La mejor prevención está clara: distancia entre personas para evitar la transmisión por gotas respiratorias, uso de mascarilla y una correcta higiene de manos.
¿Por qué es tan importante lavarse las manos? Si estamos infectados, nos podemos tocar la nariz y la boca, podemos toser, y estas secreciones que quedan en nuestras manos pueden ir contaminando todo lo que tocamos. Y, si no lo estamos, y tocamos alguna superficie contaminada y después nos tocamos la cara, nos podemos infectar. Con las cifras de contagio que tenemos actualmente, y existiendo transmisión comunitaria (contagios más allá de brotes localizados, es decir, personas que no saben dónde ni cómo se han infectado), esto es especialmente importante: el virus puede estar en todas partes.
La mascarilla es importante para protegernos y para proteger a los demás. Al aire libre, y manteniendo una distancia de seguridad óptima, la probabilidad de contagio es menor, pero la recomendación actual es que hay que utilizarla siempre fuera de casa. Realmente es muy difícil dar otro tipo de directriz que sea suficientemente clara y a la vez segura. Cuando la mascarilla solo era obligatoria por la calle cuando no se podía mantener la distancia, la realidad era que su uso brillaba bastante por su ausencia. Tan importante como llevar mascarilla es que ésta sea adecuada, ¡y sobretodo que esté limpia! Es mejor llevar una mascarilla quirúrgica y cambiarla cada día que arrastrar una FPP-2 una semana entera. Y ojo con las de tela: algunas son monísimas, pero no todas protegen lo suficiente. Las que cumplen la normativa UNE 0065 son seguras, y a la larga son más económicas que las desechables (y generan menos residuos).
Lo que peor llevamos muchos es la distancia social. En otras sociedades no dar besos ni abrazos es lo normal, pero el carácter mediterráneo es de contacto. Nos encanta juntarnos, y llevamos muchos meses sin poder hacerlo, y se hace pesado y difícil. Pero ahora mismo es lo que nos toca, minimizar el contacto social para evitar la propagación del virus y el colapso del sistema sanitario. Y esto lo transmito mucho estos días en la consulta, sobre todo a las que os queda poco para dar a luz. Ahora no os toca infectaros. Las embarazadas no parecen ser más susceptibles a la COVID-19 ni a sus complicaciones, pero pueden presentarlas igual que cualquier otra persona de su edad. Tampoco se han descrito efectos perjudiciales para el feto, pero por el poco tiempo de evolución de esta enfermedad hay que ser prudente, ya que los datos son limitados. Dar a luz siendo positiva frente a COVID-19 no es la situación ideal, ni mucho menos. Si pasa, el personal sanitario velará para que, a pesar de los trajes de astronauta, la mujer tenga la mejor vivencia posible de su parto, pero siempre es mejor parir sin COVID.
¿Significa esto que es mejor no salir de casa las últimas semanas? Por ahora no, ni mucho menos. Salir y caminar es importante y muy saludable. Pero si se puede elegir entre un paseo por una zona más apartada, cruzándose con poca gente y manteniendo distancias, o meterse por calles estrechas, está claro cuál es la opción más segura. Si se puede evitar un centro comercial, que no deja de ser un espacio cerrado con mucha gente, y en el que las distancias se mantienen solo a veces, mejor. Y las reuniones sociales, aunque pese, se han de limitar mucho, y si se hacen, ser prudente y mantener distancias, usar mascarillas y ser insistentes con la higiene de manos. No pasa nada por volverse un poco antisocial durante unas semanas… y siempre quedan las videollamadas, a las que todos nos aficionamos la pasada primavera para poder ver a nuestros seres queridos.
Si todos tenemos cuidado y somos responsables, los contagios no irán a más. Y durante el embarazo, pero sobretodo al final, hemos de ser muy prudentes no solo por responsabilidad con el prójimo, sino siendo egoístas con la propia seguridad. Aunque a veces nos cueste verlo, todo esto algún día terminará y nos podremos volver a abrazar.
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