Cada año por estas fechas escribimos un blog dedicado a todas las valientes que se enfrentan al calor, al bochorno, humedad que trae el tan querido y anhelado verano.

Para entender bien este artículo hay que haber parido o estar embarazada durante el verano. Si es tu caso, sigue leyendo que tenemos información muy útil para ti. Si por el contrario, has pasado el verano sin estar embarazada o ya has dado a luz, siéntete afortunada porque te has librado de una buena.

El embarazo aumenta la temperatura corporal al menos medio grado centígrado, si a esto le sumamos el aumento de temperatura ambiental sucedido en verano, los kilos de más que experimenta el cuerpo de la embarazada, con el consiguiente aumento de la tripa, el pecho, las caderas, etc, podemos entender que el verano, salvo que vivas en el ártico, va a ser muy difícil de llevar.

Pues bien, repasemos algunas de las cosas importantes a tener en cuenta desde el punto no sólo de la comodidad sino que también desde el punto de vista médico.

  • El calor a la embarazada no le sienta demasiado bien, produce vasodilatación y bajada de la tensión arterial con el consiguiente riesgo de sufrir mareos o incluso pérdidas de conocimiento. Por otro lado, también es más fácil la deshidratación ya que las necesidades de líquidos están aumentadas.
  • Por eso durante el calor del verano las embarazadas deben evitar la exposición a grandes temperaturas sobre todo durante las horas de mayor exposición solar. Tanto por el riesgo de deshidratación como por el de sufrir una bajada de la tensión arterial. En las horas de máximo calor se recomienda estar en lugar fresco, ya sea con corriente, sombra o refrigeración mediante aire acondicionado.
  • Además será de obligado cumplimiento la ingesta de líquidos por encima de los 3 litros. De esta manera se evita el riesgo de deshidratación.

¿Qué síntomas podemos notar en caso de que estemos pasando un calor excesivo? Pues además de calor, la persona que está sobreexpuesta al calor e inicia un cuadro de deshidratación notará mucha sed, sensación de mareo, dolor de cabeza,  a veces dolor gástrico e incluso en algún caso rampas en las piernas, sobretodo de noche, pero también de día.

En estos casos, hay que ponerse en un lugar fresco, si puede ser con aire acondicionado, beber líquidos tipo agua, zumos o reconstituyentes de sales y minerales mediante bebidas con suplementos alimenticios similares a las utilizadas para la práctica de deporte.

Durante el verano se recomienda evitar la exposición solar desde las 12.00 hasta las 17.00 h. Además del evidente empeoramiento del calor, es un período de tiempo donde la incidencia de los rayos del sol es muy elevada y el riesgo de quemadura solar aumenta. Lo cual empeoraría mucho los síntomas de hipotensión o deshidratación.

A modo de resumen y para evitar los efectos nocivos del calor deberemos evitar la exposición a altas temperaturas durante la mayor parte del tiempo posible, hidratarnos muy bien y escapar del sol durante el mediodía.

Ya lo hemos comentado en otras ocasiones: el verano es un  momento de muchas horas de exposición solar y se recomienda una protección solar muy elevada mediante filtros químicos o físicos, y así evitar las quemaduras pero también la aparición de manchas en la piel.

Encontraréis más información sobre este tema, y muchas más, en nuestros cursos de preparación al parto  no dudéis en consultar si tenéis alguna pregunta.

Feliz verano a tod@s!!!!!